El conjunto de acciones anunciadas por el presidente Enrique Peña Nieto a principios de año en apoyo a la economía familiar, a los jóvenes y a las actividades agropecuarias en los estados de Guerrero, Chiapas y Oaxaca, son posibles gracias a la aprobación de una serie de reformas estructurales y transformadoras que el país necesitaba desde hace varias décadas. Sin duda, estas acciones han permitido que México se coloque como un actor relevante, innovador y de vanguardia en el contexto internacional.
En el país se ha privilegiado el diálogo, el consenso y los acuerdos entre las principales fuerzas políticas para impulsar reformas con el objetivo de avanzar en el crecimiento económico, la democracia y el bienestar de los mexicanos.
Se aprobaron 11 reformas de las cuales seis son de índole económica: la Reforma Financiera, la Reforma Hacendaria, la Reforma de Competencia Económica, la Reforma de Telecomunicaciones y la Reforma Energética. También, aprobamos reformas que fortalecen los derechos y libertades de los mexicanos: la Reforma Educativa, la nueva Ley de Amparo y el Código Nacional de Procedimientos Penales. Por último y con el propósito de fortalecer el régimen democrático e institucional, aprobamos otras dos reformas: la Reforma en Materia de Transparencia y la Reforma Político-Electoral. Indudablemente, esta gama de reformas apoyan el proyecto de nación impulsado por el Presidente de la República.
Afirmar que estos cambios obedecen a negociaciones parciales, demerita el trabajo de la actual Legislatura, que por sus resultados cualitativos y cuantitativos, es considerada una de las más productivas de la historia contemporánea de México, ya que no sólo aprobamos nuevas legislaciones sino que además adecuamos las existentes para garantizar el Estado de Derecho que demandan los mexicanos.
Por ejemplo, modificaciones realizadas a nuestra Constitución en materia energética, implicó un trabajo de más de mil 350 intervenciones de legisladores de todos los partidos políticos en más de 170 horas.
Indudablemente, tales medidas coadyuvarán en el corto, mediano y largo plazos, al cumplimiento de los grandes objetivos y metas nacionales planteados por el Gobierno de la República en su proyecto de país, sustentado en la consolidación de crecimiento económico, el fortalecimiento de la democracia y el mejoramiento de la calidad de vida de todos los mexicanos.
Negar que “México se atrevió a cambiar” o negar los avances logrados hasta el día de hoy, es desestimar los esfuerzos de todos los partidos políticos, especialistas, universidades e incluso de las organizaciones de la sociedad civil.
Combatir la corrupción demanda un ejercicio de autocrítica en todo momento, no solo cuando se es oposición; diseñar un nuevo modelo que inhiba los actos de corrupción, requiere sin duda, ser acompañado de acciones preventivas en las que sin importar ideologías, asumamos un nuevo compromiso con la ética en el servicio público.
La retórica y la demagogia acompañan las críticas a este tema trascendental para la calidad de nuestra democracia, contrario a ello habemos quienes apostamos por sumar ideas y emprender un diálogo constructivo para continuar con la transformación de un México triunfador. Esa es la meta, se han sentado las bases y vamos por la ruta correcta.
Aarón Irízar López
Senador de la República por el estado de Sinaloa
Twitter: @AaronIrizar