Una vez, un buen amigo médico me advertía: cuidado, el estrés del trabajo, las tensiones y preocupaciones llevadas al extremo pueden ocasionar la muerte.
Tal vez esas fueron las causas de fondo que llevaron a Alfredo Vizcarra a sufrir el derrame cerebral y que éste a su vez, finalmente le arrebatara la vida.
La mañana de este martes la noticia empezó a correr por todos lados: el alcalde de Concordia, había fallecido a la edad de 57 años.
Joven relativamente, con muchos proyectos por delante, pero….así es el destino y la vida.
Cuentan que Alfredo era muy entregado a su responsabilidad, se preocupaba por todo, le gustaba sacar adelante (o al menos lo intentaba) las broncas de su municipio.
Y vaya que en Concordia, un municipio con bajo presupuesto y muchas carencias en servicios públicos, agua potable, alumbrado, inseguridad en la sierra, etc, se acrecentaron los problemas en fechas recientes.
Estoy especulando, pero quizá esos fueron factores determinantes que llevaron a que la salud del finado alcalde se viera mermada. Pero nunca se quejó, nunca dijo nada.
Hasta que sucedió lo que sucedió el pasado viernes.
Por más esfuerzos del equipo médico que lo atendía, no se pudo hacer más.
Hoy el pueblo de Concordia llora su muerte.
No solo su apreciable familia, amigos y colaboradores fieles, que lo acompañaron en su administración, no dan crédito a lo que ha sucedió, casi de manera repentina, sorpresiva.
Mucha gente del pueblo también lo llora, porque Alfredo Vizcarra era gente del pueblo.
Era querido, respetado y reconocido.
Que cosas tiene la vida; mientras hay otros políticos como “El Chumel” Valenzuela que gozan y se dan vida de reyes gastando el dinero del pueblo en borracheras y que no se preocupan de nada (ahí está El Layin en Nayarit) otros en su responsabilidad del cargo, encuentran la muerte.
QEPD.
Hasta mañana.
