La gran mayoría de los presidentes municipales que acaban de asumir el cargo están metidos en dos enormes broncas.
Seguro no están durmiendo bien.
Primero: sus antecesores no sólo les dejaron un “cochinero”, una terrible herencia en materia de servicios públicos, tirados, abandonados y un desorden administrativo.
Pero no, no sólo es eso. Además, no les dejaron recursos en caja para pagar compromisos urgentes, que no pueden esperar, como el pago de la nómina de sus trabajadores, que es un derecho sagrado.
Alcaldes como el de Culiacán, Jesús Valdez Palazuelos, o el de Guasave; Felipe Garzón, de Concordia y hasta Fernando Pucheta, están en esa disyuntiva.
Preocupados.
Todos en su momento han revelado públicamente que les dejaron la tesorería casi “en cero” y por lo tanto tendrán problemas para pagar la primera quincena de los trabajadores.
De ahí que ya implementaron sus propias estrategias y planes de austeridad y ahorro. Urgente. Más que por el efecto dominó de lo que está sucediendo a nivel nacional, creo que obligados por la situación financiera que les heredaron.
Ante dirigentes empresariales de la Intercamaral el lunes por la noche Pucheta declaró: “estamos trabajando a marchas forzadas y sin recursos…..”
Ese es el problema número 1.
Pero aquí está el segundo: el viernes en gira por Costa Rica y a pregunta directa, el gobernador del estado, Quirino Ordaz Coppel, dejó en claro que “i am sorry”.
Que lo siente mucho, “pero no vamos a poder rescatar a los ayuntamientos que no tienen recursos. Tampoco en las arcas estatales, dijo QOC, hay lana”
La situación es difícil y dudo mucho, reiteró el mandatario estatal, que podamos prestarle para sus compromisos más urgentes.
Ora sí que tendrán que “rascarse” con sus propias uñas. Palabras más, palabras menos. Eso les advirtió.
¡Pácatelas!.
Claro que hay motivos suficientes para que los presidentes municipales no puedan conciliar el sueño ¿no cree usted?
Hasta mañana.