“Juglarías: La voz y el canto del poeta” homenajea a Violeta Parra

La noche de este miércoles, el grupo Juglarías: La voz y el canto del poeta, abarrotó el Museo Casa Haas en la presentación del espectáculo “Gracias a la Violeta” con el que homenajeó a la cantautora, poeta y artista plástica chilena Violeta Parra, a un siglo de su nacimiento.

Al inicio del espectáculo la líder de Juglarías, la escritora María Muñiz, anticipó que el objetivo de su agrupación es llevar la poesía a todos los públicos y homenajear la tradición de los juglares que han logrado conservar a través de su voz textos clásicos como “La Ilíada” y “La Odisea” por más de 3500 años.

En cada poema, en cada canción y acorde los artistas buscaron que el público sintiera a flor de piel aquel vendaval de emociones y sensaciones que la cantautora chilena llevó a toda Latinoamérica a través de una decena de discos grabados y una colección de poesías.

El programa se distribuyó en tres partes: la del amor filial, que relató en canciones como “Paloma ausente” o el “Rin del angelito”, los dramas íntimos, familiares, de la cantautora; la de sus oficios, en la cual composiciones como “La jardinera” y “La lavandera” relataron su juventud; y por último, el bloque de canciones revolucionarias como “La carta”, “El guerrillero” y “Por qué los pobres no tienen”, que recordaron su inteligencia, sensibilidad e ideales para transformar un Chile flagelado por la pobreza y las crisis políticas.

Tras un repaso de la complicada y fascinante vida de esta extraordinaria mujer, apasionada de la vida, amante de su pueblo y azotada por dolores que logró sublimar a través de la poesía, el programa “Gracias a la Violeta” llegó a su fin en una emotiva interpretación de la canción “Gracias a la vida”.

María Muñiz, Javier Chimaldi y Lupita Cárdenas, que hicieron el papel de narradores, fueron reconocidos por los aplausos del público junto a su equipo de cantantes y músicos compuesto por Juan Lizárraga Tiznado, Luis Ornelas Páez, Aarón Figueroa Solís, Ileana Osuna y Anel Madai Leyva, quienes se despidieron al interpretar “El santo papa” como encoré.