¿Informarnos o enterarnos?

Por Manuel Cárdenas Fonseca. 

Es evidente la afirmación: “la información es poder”. Sin embargo ¿qué tan ciertos estamos de que la información que poseemos es la correcta para que nos sirva y seamos proactivos en la propuesta e implementación de alternativas de solución a los problemas que queremos solucionar?

Los medios de comunicación como la televisión, las revistas, periódicos y “blogs”, realmente de lo que viven es del negocio de la publicidad y no tanto de la veracidad o descontextualización de sus contenidos de tal suerte que su producto deben mostrarlo de tal suerte que al consumidor le sea atractivo acceder y éste reciba la publicidad que le brindan, y, si con sus productos “noticia” logran la discusión, estarán logrando tener al consumidor atendiendo lo que a ellos les interesa y como a ellos les interesa lo procesen, enganchándose en algo que plantean como secundario (la publicidad) pero para los dueños de estas empresas “de comunicación” es lo más importante, es decir, juegan con sus consumidores bajo estrategias de manejo de masas consumistas de productos muchas veces chatarra vendidos como los productos milagrosos, sabedores de que sus negocios y productos no pasan por el tamiz de la COFEPRIS para censurarlos o no debido al daño que generan a la salud.

Y ahí tenemos las conferencias mañaneras como eje de lo que se informa o no, de contradicciones, estadísticas que se enfrentan, de diversos filtros personales para interpretar lo que a cada quien conviene, pero los problemas siguen existiendo y muchos de ellos agudizándose y dañando paulatina y aceleradamente lo conocido como “tejido social” (ese grupo de personas que asumen tener ideales comunes que los unen solidariamente aunque en muchas ocasiones no coincidan ni en los conceptos básicos).

Pero como los avances se dan por aproximaciones sucesivas, independientemente de aciertos o errores, aun cuando no se es cándido para participar en procesos electorales, asumido el encargo hay que enfrentar de muy diversas maneras lo que ya se sabía de antemano le “heredarían” y hay que buscar los espacios en el tiempo para implementar lo que se cree se puede hacer dentro de lo que desearía hacerse.

Qué si la reforma educativa se necesita urgentemente, es cierto; que si lo que resulte como reforma educativa y la implementación de la misma es lo que realmente se necesita, estará por verse y ello será acompañado, siempre, de discusiones que se incrementarán en el tiempo, o fenecerán, sólo en la medida en que se vayan viendo los resultados y, los mismos, no se verán en el presente sexenio.

Que hay que frenar los índices de violencia atendiendo a las causas (aunque no se esté de acuerdo en los diagnósticos que presentan diversas organizaciones y los entes oficiales pues se enfrentan y contradicen), es imperativo lograrlo. En vía de mientras ni seis meses, ni cuatro años serán suficientes para saber si se va en el camino correcto en tanto no se permita un esquema que dé salida a la corrupción e impunidad de las personas que están en las distintas corporaciones (civiles y militares) saneando a las mismas con elementos no viciados ni acomodados en la renta de la delincuencia que camina sobre la impunidad y que en ese tránsito se salven de ser “enganchados” por los que están dentro de esas instituciones, léase cualquier tipo de policía o fuerzas armadas, y ello debe atender el sistema carcelario. Ya basta de ello, urge un alto inmediato a esto ya que desde hace más de 15 años se dice, se afirma, que desde las cárceles se controla y administra a la delincuencia o a gran parte de la misma y no se agote el esquema.

Qué si los flujos migratorios, en su devenir, están plagados de abusos, de ilegalidades e infiltrados por delincuentes de todo tipo, nadie puede negarlo, pero aplicar la ley, los protocolos y entender que antes que usar esa necesidad de la mayoría de personas que los conforman para sacar ventaja en una renta económica valiendo sombrilla sus carencias y necesidades, debe ser castigado severamente y, hasta ahora, aun no se encuentra el cómo resolver un área plagada de todo tipo de delincuentes en contubernio por los distintos productos que se presenta la oportunidad de atender por los delincuentes (trata, abuso de menores y venta de los mismos, tráfico de drogas, etcétera). Así, los deseos se enfrentan a la realidad y algunos se convierten en rehenes de los añejos vicios y la rentabilidad económica de esas ilegalidades que, insisto, se acompañan de la impunidad. Declaraciones como “limpiaremos el Instituto Nacional de Migración” se enfrenta a la risa de muchos de sus integrantes y más cuando en la operación del mismo siguen o regresan personajes muy conocidos; limpiaremos la aduana de Manzanillo, creo me llegará el tiempo de la otra vida si es que existe cuando deje esta y no veré esa promesa que escucho desde el sexenio de Miguel de la Madrid.

Y podemos seguir en esta ruta sin terminar de esbozar sobre muy diversos temas y la actual administración federal que se engarza en una simbiosis con los órdenes estatal y municipal de gobierno cuando estemos de nueva cuenta en elecciones de presidente, de allí que en este tema de gobernantes y gobernados, nunca se terminan de acomodar las calabazas, sin embargo, lo cierto es que a casi medio año de iniciada la administración federal, no termina de definirse nada incluyendo el Plan Nacional de Desarrollo a que obliga la Ley de la materia, y en casi todas las ofertas no se tiene el andamiaje jurídico acabado y eso, sea del Sistema Nacional Anticorrupción, de la Guardia Nacional, del Sistema Educativo, de la zonas geográficas con trato de privilegio, de guarderías, salarios o apoyos al campo, llevará todo el presente año pues en el actual presupuesto de egresos ni quedó claro ni fue atendido por estar todo en gerundio (trabajando, atendiendo, avanzando).

Así, entre los que quisimos se “sacudiera el avispero” pues algo bueno debiera de suceder con ello ante la acelerada degradación de la actividad empresarial, de organismos no gubernamentales y obviamente de la acción de gobierno (al menos detenerla), más no pauperización de la población o de los grandes rubros macroeconómicos, los que querían mantenerse en la ruta ya insostenible y aquellos que de momento y tal vez aún les vale “madre” pues tienen las alforjas más que llenas, rebozando por tanto dinero sin escrúpulo alguno, y no saben ni qué hacer con el mismo, ya invierten en obras faraónicas (inmobiliarias), ya se convierten en exitosos distribuidores de automóviles, farmacéuticos, hoteleros, restauranteros, uf!, hay quienes sufren esas inclemencias y abusos en su día a día y, eso, debe ser detenido a la brevedad.

Muy pronto para evaluar a un gobierno que inicia, sí. Una gran pérdida del recurso nunca recuperable (tiempo) para que se vea que se empieza bien, también. ¿Entonces? Los que puedan actuar con prudencia y tener a buen resguardo recursos de todo tipo para sortear este temporal que nos tiene en el “ojo del huracán”, urge lo hagan ya que después de la calma de estar en el “ojo del huracán”, el huracán seguirá desplazándose y vendrán nuevos vientos huracanados que arrasan con lo que no se cayó al entrar el mal tiempo pero si lo hará cuando el mismo se esté yendo.

El país no desaparecerá, los mexicanos tampoco seremos desaparecidos de la faz de la tierra, así que hay que entrarle con ánimo, buen tiento, las debidas precauciones y, hasta donde sea posible, evitar daños de las amenazas externas.

Lograr una mejor sociedad traerá como consecuencia un mejor país y una calidad de vida añorada. No se puede de otra manera, las cosas las hacemos los humanos y, por supuesto, hay que salirnos de la contradicción de quejarnos pero seguir haciendo aquello que propicia y da vida a lo que nos hace quejarnos.

¡Muchas gracias y sean felices!

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