La tragedia de Tlahuelilpan no logró imponer con el miedo a la muerte entre la población de jóvenes y adultos, la mayoría varones que encuentran en la actividad ilícita una oportunidad económica, pues cinco años después las explosiones, el peligro de incendiarse, penas de hasta 20 años de cárcel o ser asesinado por los adversarios no son reflejados, no refieren más que una baja en un 30 por ciento de las tomas detectadas.
A pesar de los 137 fallecidos y ocho sobrevivientes en la explosión de un ducto de hidrocarburo en la localidad de San Primitivo, en los límites territoriales de Tlahuelilpan y Tlaxcoapan, en Hidalgo la actividad delincuencial persiste y se ha integrado como parte de la vida cotidiana de localidades en municipios hidalguenses.
Datos de Petróleos Mexicanos (PEMEX) indican que en 2022 se registró el pico de la incidencia de tomas clandestinas detectadas, pues cada hora 35 minutos en promedio, una era detectada en territorio estatal. Al día hasta 15. 6 tomas eran identificadas y selladas por personal de la paraestatal, pero los “chupaductos”, volvían a abrirlas o bien instalaron las denominadas tomas nodrizas para la ordeña.
Fuente: El Universal