Por primera vez en su historia, Canadá limitará el número de residentes temporales que viven en el país.
El ministro de Inmigración, Marc Miller, anunció este jueves que el número se reducirá en los próximos tres años y el primer cupo se fijará en septiembre.
Se aplicará tanto a estudiantes internacionales como a trabajadores extranjeros y solicitantes de asilo.
El ministro justificó anteriormente la necesidad de restringir las cuotas de inmigración por la crisis de vivienda y la reducción de la capacidad adquisitiva en el país.
Especificó que Canadá planea reducir el número de residentes temporales al 5% de la población, en comparación con el 6,2% actual.
La medida tiene como objetivo garantizar un crecimiento “sostenible”, puntualizó, en el número de residentes temporales que ingresan a Canadá.
2,5 millones de residentes temporales
Canadá ha experimentado en los últimos años un notable aumento en las admisiones de residentes temporales.
El año pasado se concedieron visados a unos 454.590 nuevos residentes permanentes y 804.690 a no permanentes.
Estas cifras, muy superiores a las de años anteriores, supusieron el mayor aumento poblacional en Canadá desde que existen registros.
El ministro aseguró que en este momento hay un total de 2,5 millones de residentes temporales en Canadá, lo que implica un considerable aumento respecto al millón de 2021, según datos de la agencia nacional de recopilación de datos Statistics Canada.
El país depende en gran medida de los trabajadores extranjeros temporales para cubrir la escasez de mano de obra, reconoció Miller, pero a su vez señaló que “se necesitan cambios para hacer el sistema más eficiente”.
Canadá también está obligada a cumplir sus compromisos internacionales de dejar entrar a quienes huyen de la guerra y la persecución política.
“Estos son compromisos globales importantes para los canadienses”, puntualizó Miller, y matizó que “al mismo tiempo debería haber un debate sincero sobre lo que significa el aumento de la migración internacional para Canadá mientras planificamos el futuro”.
Los trabajadores
Como parte de la nueva política, algunas empresas canadienses deberían reducir la cantidad de trabajadores extranjeros temporales antes del 1 de mayo y tendrán un período más corto para demostrar que estos puestos de trabajo no pueden ser ocupados por un residente permanente o un ciudadano canadiense.
Dos excepciones serán los trabajadores de los sectores de la construcción y la salud, que enfrentan escasez de mano de obra en Canadá.
A estos trabajadores se les permitirá ingresar al país en los cupos actuales al menos hasta el 31 de agosto.
Aproximadamente el 40% de los residentes temporales en 2021 poseían permiso de trabajo, según Statistics Canada, mientras los estudiantes representaban el 22% y los solicitantes de asilo el 18%.
El resto tenían una combinación de permisos o eran familiares de residentes temporales.
El anuncio del jueves recibió críticas los defensores de los trabajadores extranjeros temporales, quienes declararon al medio de noticias canadiense Global News que los inmigrantes trabajan en condiciones precarias y han sido los “chivos expiatorios de la crisis del costo de la vida y de vivienda”.
La noticia llega después de que Canadá recuperara la exigencia de visado a los ciudadanos mexicanos debido a una oleada de solicitantes de asilo de esa nacionalidad.
Los estudiantes
A principios de este año, Miller también estableció un límite en el número de estudiantes internacionales que admitirá Canadá durante los próximos dos años, lo que resultó en una disminución planificada del 35% en las aprobaciones de permisos de estudio.
Más de 800.000 estudiantes extranjeros vivían en Canadá en 2022, frente a 214.000 una década antes.
Esa medida también ha recibido críticas, en particular de algunas instituciones de educación superior de todo el país a quienes preocupa que disuada a los estudiantes de venir a Canadá en favor de otros destinos.
Algunas universidades alegaron que un límite supondría una pérdida de ingresos para sus instituciones.
Las restricciones representan un cambio significativo en la política de Canadá, que históricamente ha dependido de sus puertas abiertas a la inmigración para cubrir puestos vacantes y abordar el rápido envejecimiento de su fuerza laboral.
Estas llegan en un momento en que el gobierno de Justin Trudeau enfrenta una presión cada vez mayor para abordar el problema de un mercado inmobiliario cada vez más inasequible.
Los precios promedio de las viviendas en Canadá rondan los 700.000 dólares canadienses (US$517.400) y los alquileres han aumentado un 22% en los últimos dos años.