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Un día como hoy: ¿De qué se trató la Ley Calles?

La promulgación de la Ley Calles fue uno de los principales catalizadores de la Guerra Cristera, un levantamiento armado que buscaba anular las restricciones impuestas por el gobierno sobre la iglesia católica
Este 31 de julio, recordamos un momento crucial en la historia de México: el 31 de julio de 1926, el presidente Plutarco Elías Calles decretó la suspensión de cultos, una medida que desencadenó uno de los conflictos más significativos de nuestro país, la Guerra Cristera. Conocida oficialmente como la Ley de Tolerancia de Cultos, esta legislación tenía como objetivo controlar y limitar el culto católico en México.
La promulgación de la Ley Calles fue uno de los principales catalizadores de la Guerra Cristera, un levantamiento armado que buscaba anular las restricciones impuestas por el gobierno sobre la iglesia católica. Este conflicto surgió en un contexto de tensiones anticlericales que se remontaban al inicio de la Revolución Mexicana, donde muchos líderes políticos y revolucionarios tenían una clara tendencia antirreligiosa en sus discursos.
El presidente Calles, intentando consolidar el control del estado sobre la Iglesia, promovió diversas leyes anticlericales, algunas tan extremas como las promulgadas en Veracruz y Tabasco. Estas leyes exigían, por ejemplo, que todos los sacerdotes estuvieran casados y tuvieran más de 40 años de edad, limitando el número de sacerdotes a uno por cada seis mil habitantes. Además, se requería una licencia expedida por el Congreso de la Unión para ejercer el sacerdocio, restringiendo severamente la libertad religiosa.

Las medidas de Plutarco Elías Calles incluían la creación de una iglesia nacional separada de la Iglesia Católica, conocida como la Iglesia Católica Apostólica Mexicana, con un templo ubicado cerca del mercado de La Merced en la Ciudad de México. Sin embargo, estas acciones encontraron una fuerte resistencia por parte de la comunidad católica y sus líderes.

La detención de obispos y otros líderes religiosos provocó un levantamiento armado en Jalisco en 1927, marcando el inicio de la Guerra Cristera. Este conflicto, que duró tres años, fue una guerra civil entre mexicanos que resultó en numerosos enfrentamientos y pérdidas humanas. Ni el gobierno ni los insurgentes lograron una victoria definitiva. Los combates cesaron en 1929, gracias a la mediación del embajador de Estados Unidos en México, lo que permitió a la Iglesia Católica retomar algunas de sus actividades. Sin embargo, las tensiones entre la Iglesia y el Estado continuaron por muchos años.

La Ley Calles y la Guerra Cristera representan un capítulo oscuro y conflictivo en la historia de México, reflejando las profundas divisiones sociales y políticas de la época. Hoy, al recordar el decreto de suspensión de cultos de 1926, reflexionamos sobre la importancia de la tolerancia y la libertad religiosa en nuestra sociedad.

Fuente :  La Silla Rota