Alberto Aguilar
Mazatlán Sinaloa QPEM. Otra vez, y por segundo año consecutivo, las presas en Sinaloa inician el ciclo agrícola muy por debajo del 50% de su capacidad.
Los expertos advierten que la presencia del fenómeno ‘La Niña’ plantea escenarios de escasez de agua en el corto y mediano plazo.
La temporada de lluvia vino, terminó y la sequía se quedó en Sinaloa.
En pleno estiaje – en mayo- y con el ciclo agrícola en la etapa de cosecha, las 11 presas de Sinaloa almacenaban en conjunto 1,803 hectómetros cúbicos de agua y estaban apenas al 11.5 por ciento de su capacidad.
Para el 30 de septiembre -4 meses más tarde – y con la temporada de lluvias en el espejo retrovisor, el Sistema Nacional de Información del Agua indica que los embalses de Sinaloa operaban al 31.8 por ciento de su capacidad de conservación.
Se vislumbra un panorama alarmante y el agua disponible no solo debe garantizar el riego para los cultivos que se establezcan en el ciclo agrícola 2024-2025, sino que también debe asegurar el abasto para consumo humano de los próximos dos años, cuando además no se augura una recuperación en la próxima temporada de lluvias, debido a los fenómenos de La Niña, que ya empezó a manifestarse, y El Niño, que se prevé para verano de 2025.
Actualmente los niveles de las presas indican que si no se implementan medidas de conservación y uso eficiente del agua en el ciclo agrícola que acaba de iniciar, se agravará la crisis hídrica en el estado.
La planificación agrícola es un tema de suma relevancia. Considerado el motor económico de Sinaloa, este sector consume el 94 por ciento del agua concesionada de la entidad, por lo que el abanico de cultivos y la superficie a establecerse, deben adaptarse a la disponibilidad de este recurso.