El 22 de noviembre de 1963, a las 12:30 pm, tres disparos resonaron en Dealey Plaza, Dallas, Texas, acabando con la vida del presidente John F. Kennedy, el mandatario más joven en la historia de los Estados Unidos.
Este magnicidio no solo conmocionó al mundo, sino que también dio lugar a un sinfín de teorías conspirativas que, 61 años después, siguen sin esclarecer el caso.
Un asesinato, múltiples incógnitas
Según la investigación oficial, el asesino fue Lee Harvey Oswald, quien disparó desde el sexto piso del depósito de libros de Texas School. Sin embargo, el caso se tornó aún más complejo cuando, dos días después, Oswald fue asesinado por Jack Ruby, en el subsuelo de la Jefatura de Policía de Dallas. Ruby afirmó haber actuado por indignación, pero su declaración nunca disipó las sospechas sobre una posible conspiración.
La narrativa oficial, presentada por la Comisión Warren en 1964, concluyó que Oswald actuó en solitario, sin motivaciones políticas ni cómplices. Este informe, basado en miles de pruebas y testimonios, intentó cerrar el caso, pero su carácter definitivo no logró convencer al público ni a los expertos.
Las teorías conspirativas: del gobierno a la mafia
Lejos de disiparse, las dudas sobre el asesinato de Kennedy alimentaron teorías que involucraron a la CIA, el FBI, el Servicio Secreto, la mafia e incluso a gobiernos extranjeros.
- La CIA y Cuba: Una de las hipótesis más populares sugiere que la CIA organizó el atentado como venganza por el fracaso de la invasión de Bahía de Cochinos. Otra variante asegura que se buscaba culpar a Cuba y justificar una intervención militar.
- El poder económico: Se argumenta que un grupo de banqueros orquestó el asesinato para frenar una orden ejecutiva de Kennedy que afectaba los intereses de la Reserva Federal
- La mafia: Otra teoría apunta a que la mafia, enfurecida por la lucha de Kennedy contra el crimen organizado, utilizó a Oswald y Ruby como herramientas para ejecutar y encubrir el asesinato.
- Johnson y las ambiciones políticas: Se ha insinuado que el vicepresidente Lyndon B. Johnson pudo estar involucrado para evitar investigaciones en su contra y consolidar su ascenso al poder.
Un caso que sigue vivo en la cultura popular
En 1992, la película JFK, dirigida por Oliver Stone, popularizó la idea de que el asesinato fue un complot del gobierno y las agencias de inteligencia, usando a Oswald como chivo expiatorio. Esta versión, aunque ampliamente debatida, contribuyó a mantener vivo el interés público por el caso.
El papel de Ruby y su silencio final
El asesinato de Oswald, transmitido en vivo por televisión, generó más preguntas que respuestas. Durante su juicio, Jack Ruby afirmó no recordar el momento del disparo y alegó sufrir de epilepsia psicomotora. Aunque fue condenado, su muerte en 1967 por cáncer impidió que pudiera aportar más información. En sus últimas declaraciones, Ruby no reveló detalles significativos sobre el complot que muchos creen que conocía.
A seis décadas del magnicidio
Pese a los avances tecnológicos y la desclasificación de documentos, el asesinato de Kennedy sigue siendo uno de los enigmas más grandes de la historia moderna. Las teorías conspirativas, lejos de desaparecer, se enriquecen con el tiempo, reforzando la percepción de que la verdad completa podría nunca ser conocida.
Para muchos, este caso no es solo un asesinato, sino un reflejo de las tensiones y las luchas de poder de una época que definió el curso de la historia mundial.