Descarga odios en la fabricación de escenarios falsos
Richard Lizárraga Peiro
Verticalidad y veracidad, son dos ingredientes que distinguen el ejercicio periodístico profesional, ético, de altura. Difamación y distorsión, son estigmas del periodismo calumnioso, venal, fuera de la realidad. Es pues un anhelo compartido por la sociedad que quienes practiquen la comunicación no nos mientan. Ya se acercan las elecciones del 2016 y no son pocos, sino miles de sinaloenses quienes se preguntan ¿Qué tipo-clase de periodismo esperamos “captar” rumbo al proceso electoral? ¿Periodismo “basura”?
Hay tres fuerzas políticas reales en Sinaloa: PRI-PAS-PAN y otras más que han reducido su presencia o que se han ajustado a intereses de los caciques locales o estatales, atomizando su propio radio de acción.
Frente a la dinámica de los partidos hay un personaje que conocemos a profundidad: Ernesto Hernández Norzagaray. El “periodista” mantiene una “adicción mental” por el dirigente del Partido Sinaloense, Héctor Melesio Cuen Ojeda. Es su razón de ser. Vive para difamarlo y calumniarlo.
Es enfermizo pues el estado mental de Ernesto Norzagaray. Es rehén de su falsa “intelectualidad” y su soberbia. Su “adicción” raya en la locura. En la paranoia. Afecta su alma. Lo tensiona, obliga y angustia. La figura de Cuen lo asalta.
Ernesto Norzagaray es entonces un “columnista” trastornado, que atentando contra el verdadero espíritu de la ciencia política y la comunicación ejerce de manera inescrupulosa el periodismo.
¿Quién es Ernesto? Es un personaje al que Universidad Autónoma de Sinaloa malamente le invirtió miles y miles de pesos para que se fuera a estudiar al interior del país y al extranjero.
Esa inversión perdida de la UAS se ejerció para rescatarlo una vez que los propios estudiantes, por unanimidad y masivamente, lo expulsaron por “maestro inepto”, faltista y elitista, en sus desandares por la Escuela de Ciencias Sociales de Mazatlán.
Cabeza del “grupo de los exquisitos”, como lo llamó el ahora ex rector Jorge Luis Guevara Reynaga, Ernesto Hernández nunca asumió con profesionalismo sus responsabilidades académicas. Para él era una ofensa entrar al aula y convivir con la “chusma estudiantil”. A su juicio, su estatus mental y “académico” merecía el reconocimiento universitario, nacional y mundial.
Todavía retumban en las aulas del campus Mazatlán de la Universidad Autónoma de Sinaloa los gritos de aquellos alumnos que tuvieron incluso que recurrir a la pintas en los salones de clase y bardas con consignas que perduraron por muchos años, con las leyendas “Fuera Ernesto Hernández”, “Ernesto Hernández inepto”, etc., en lo que era la Escuela de Ciencias Sociales, ubicada entre Benito Juárez y Miguel Alemán, en Mazatlán.
Ahora, Ernesto Hernández “reconoce”, en sus textos, “el potencial” de la organización creada por los universitarios denominada Cuenta Conmigo, cuyo liderazgo estuvo representado por Héctor Melesio Cuen Ojeda, pero en su contenido refleja su encono y amargura, como si antes en la UAS no hubieran existido organizaciones universitarias.
En sus fobias descargadas en esa “adicción mental”, intenta manipular la cifra de 120 mil votos ofrecidos como candidato a presidente municipal de Culiacán al entonces candidato a gobernador Jesús Vizcarra, olvidando que Cuen obtuvo 171 mil 721 mil sufragios, 18 mil 654 más de los que Jesús Vizcarra. Fue Cuen el presidente municipal de Culiacán que como candidato alcanzó más votos en la historia de ese municipio.
La derrota de Vizcarra provino de otros actores y factores muy diversos. Uno de ellos fue la traición de connotados priistas.
Faltando a la verdad, Ernesto Hernández afirma que Cuen Ojeda “abandonó subrepticiamente la alcaldía de Culiacán”. De acuerdo con el Diccionario de la Real Academia Española, el vocablo subrepticio se define como lo que se hace ocultamente y a escondidas; su versión es un atentado a la memoria de los culiacanenses y sinaloenses. Héctor Melesio Caen Ojeda hizo pública su solicitud de licencia para estar en condiciones de competir encabezando la primera fórmula a la Senaduría por el PANAL, obteniendo 189 mil 827 votos, situando a este partido en la tercera fuerza electoral de la entidad, lo cual fue ejemplo a nivel nacional. Sin embargo, a pesar de no haber llegado a la Senaduría, Cuen cumplió su palabra y no regresó a la presidencia municipal de Culiacán.
Desdeña Hernández Norzagaray el liderazgo del Cuen Ojeda en la formación del Partido Sinaloense que por el tiempo y la complejidad fue un hecho único en Sinaloa y México; pretende borrar de la historia electoral de Sinaloa los resultados electorales del 2013, donde el PAS obtuvo una votación récord a nivel nacional para un partido debutante, al alcanzar el 14.03 por ciento de los sufragios, que significó 124 mil 276 votos en total, convirtiéndose es una tercera fuerza política en el estado y desplazando –en tan solo diez meses de vida- a un grupo de partidos nacionales (PRD, PANAL, PT, etc.)
En el contexto político-electoral del 2015 –diputaciones federales- Hernández Norzagaray se niega a entender, primero, que en Sinaloa hubo presencia de candidaturas afines o simpatizantes a Héctor Melesio Cuen en un territorio –cuatro distritos electorales- que representa el cincuenta por ciento de la población electoral; y segundo, que en tres de esos distritos por la votación obtenida se situó como segunda fuerza electoral, desplazando al PAN a tercer lugar, y en un distrito la votación ocupó el tercer lugar, por debajo ligeramente del PAN. Entonces ¿dónde está el “rotundo fracaso” electoral del cuenismo?
Como Hernández Norzagaray debe saberlo, en el país y en las entidades es cada vez más recurrente que las elecciones se ganan por coaliciones o alianzas estratégicas entre partidos políticos, de manera que para el Partido Sinaloense y Cuen Ojeda está claro que ninguno partido por sí sólo puede garantizar el triunfo. Y precisamente por los resultados electorales obtenidos y tomando en cuenta lo sucedido en el 2010 y el 2014, el Partido Sinaloense no le apuesta a “ser bisagra”, ya que
por su fuerza no solamente garantiza la determinación de quién será el próximo gobernador, sino además el liderazgo y trabajo que representa Héctor Cuen, sumando a otros partidos políticos, harían su candidatura viable para gobernar Sinaloa en 2016.
Todavía más en sus odios ¿Que referentes tiene Ernesto Hernández Norzagaray para afirmar que el “PAS va en decrecimiento”? ¿Qué acaso padece amnesia al no darse cuenta que como partido político nuevo el único resultado y muy exitoso ha sido el del 2013? En cualquier escenario el Partido Sinaloense seguirá creciendo como opción política por el bien de los sinaloenses le guste o disguste a Ernesto.
Reto y conmino a Hernández Norzagaray a que se conduzca con ética y profesionalismo. Sabemos de su “adicción metal” hacia Cuen Ojeda, sobre el que pesan consignas de difamarlo. De lincharlo públicamente.
Es muy lamentable que un personaje que fanfarronea y exhibe su “cultura” y “preparación”, que fue enviado por la UAS cursar maestrías y doctorados al extranjero, no se conduzca con verticalidad y veracidad en el ejercicio de la comunicación.
No hay que olvidar que cada vez son más los sinaloenses mejor y mayor informados, con un anhelo compartido: que quienes practiquen la comunicación no nos mientan ¿Qué tipo-clase de periodismo esperamos que se ejerza entonces rumbo a las elecciones del 2016? ¿El periodismo “basura”? ¿El que proviene de odios anidados? ¿El que es dictado por consigna política? ¡No!
Los sinaloenses queremos un periodismo conducido con ética. Alejado de las obsesiones y fijaciones mentales personales.
De acuerdo en lo que dice de Norzagaray, pero no pueden negar la infestacion de operadores politicos malos y muy quemados que tienen en la zona sur. Le dan pesimo trato al publico y a trabajadores, creyendose reyezuelos por estar cobijados por Cuen.