Para que vea usted, amable lector, que no todo lo que brilla es oro.
Soy un convencido de que las candidaturas ciudadanas no son la panacea.
El citado ex futbolista profesional, ídolo en el América, apenas incursionó en la política y trae una auténtica rebambaramba de Dios y María Santísima.
Tiene con hoy apenas seis días como presidente municipal de Cuernavaca, en el estado de Morelos y es el protagonista de un escándalo político de cobertura nacional.
Se emberrinchó. No quiere el mando único. Ya se peleó con el gobernador perredista de esa entidad, Graco Ramírez, ya lo amenazó y hasta lo responsabilizó de que si algo le pasa a él, a su familia o a sus colaboradores del ayuntamiento, será por obra y gracia del “gober”.
Ni le digo a quién me hizo recordar.
Repito, y todavía no tiene una semana como alcalde.
El ex delantero, gloria de nuestra selección nacional, no acepta el MANDO UNICO policial, al considerarlo un “golpe de estado”.
“El Cuau” sabrá mucho de futbol, pero de política y de estrategias para contener el crimen organizado, es un neófito. Así con esas palabras.
Está verde, por eso lo están utilizando gente vinculada a la delincuencia organizada, que son los que en verdad no quieren que les impongan el mando único policial para seguir operando a sus anchas, en este caso en Cuernavaca.
El hecho de que una figura pública, como Blanco haya ganado de calle las elecciones el 7 de junio en Cuernavaca, no significaba en automático que sería un buen alcalde.
Y hoy aquí todo México lo está viendo y lo está comprobando.
Hago este comentario porque en junio en Sinaloa viviremos un proceso electoral con candidatos ciudadanos o independientes, pero hay que fijarnos muy bien quienes son.
No nos vaya a “brotar” por acá un Cuauthémoc Blanco en las campañas.
Imagínese unos tres alcaldes como el Cuau, Dios nos libre
Hasta mañana.
