Luego de haber leído el artículo de ayer, respecto a la actuación de un inspector de Oficialía Mayor, me llamó un regidor del cabildo local.
Me dijo, reconociendo, que el decomiso de mercancía es una acción permitida, avalada y contemplada en el Reglamento de Comercio.
Es decir, que lo pueden hacer en contra de aquellos vendedores que no tienen permiso o que no pagan el derecho de piso.
¿Pero cómo?, le respondí.
Luego le hice ver mis puntos de vista, coincidiendo en que más allá de una medida administrativa se ve como un abuso, un exceso de parte de la autoridad municipal.
Al producto lo consideran un delito y a la actividad de un vendedor de la vía pública, como algo ilegal o ilícito.
En otras palabras, están CRIMINALIZANDO la pobreza. Eso no está bien, le insistí.
Pero no lo pude convencer. No lo pude entrar en razón.
No han entendido las autoridades que el comercio callejero, en la vía pública o ambulante, es un fenómeno social, sí, que hay que regular y ordenar, pero no desaparecer.
Es un medio que tiene mucha gente humilde –sobre todo y de la tercera edad- para llevar el sustento a sus casas.
¿O qué prefieren, que se dediquen a andar asaltando, robando o vendiendo droga?
Pareciera que a eso están orillando a esa gente, que como ese señor del video, le decomisaron sus dos cubetas con duraznos.
Qué esperan señores regidores para modificar dicho reglamento. Para eso están. Todavía tienen varios meses en el cabildo para ponerse a trabajar en la materia. Hay muchos reglamentos, leyes y decretos municipales, obsoletos e injustos. Métanle mano.
Creo que ya es hora de que desquiten los casi 80 mil pesos que les pagamos al mes.
Mucha gente humilde que se dedica al comercio informal o callejero, ciudadanos como ustedes y seres humanos con necesidades, seguro estoy que se los van a agradecer.
Ese reglamento es una amenaza para ellos, un “garrotazo” en la nuca para los vendedores de la calle. Ya cámbienlo.
Hasta mañana.