Aunque nos duela reconocerlo, el gobernador del estado, Mario López Valdez, solo dijo una gran verdad: en Sinaloa se delinque por tradición.
Esta maligna semilla se sembró por primera vez en el siglo pasado, cuando a los campesinos se les ”invitó” a sembrar marihuana y amapola, para abastecer a las tropas norteamericanas que peleaban en la guerra.
Cuando el gobierno de Avila Camacho les dijo que pararan con la siembra de droga, los campesinos de la sierra ya nos se detuvieron y siguieron cosechando.
Después comercializaron por su cuenta la hierba mala y la goma de opio.
Y hasta la fecha.
Eso es lo que dice la historia.
Entonces, Malova solamente hizo un repaso de nuestra historia: se delinque por tradición, por generaciones hemos sido así lamentablemente. Pero cuando se dice, se pega el grito en el cielo. Incluso es un fenómeno socio- cultural que debe de ser motivo de un estudio de parte de expertos antropólogos, siempre lo he dicho.
Aquí se mata por gusto, violamos la ley de tránsito nada más porque sí, contaminamos porque se nos da la gana, disparamos la pistola o el “cuerno” por gusto y por tradición.
Golpeamos a la mujer porque nos creemos muy machos y enseñamos a nuestros hijos a pelear y a resolver los problemas a golpes. Si o no.
¿De qué nos espantamos?
Mire, no hay porqué rasgarnos las vestiduras: pero qué se puede esperar de un chamaquito que ve a su padre golpear a su madre.
Qué se puede esperar de un niño que ve a su padre que tiene armas en su casa, que las dispara cada vez que se emborracha con sus amigos.
Qué se puede esperar de un jovencito que ve que su padre se dedica a actividades ilícitas, que cambia de carro cada rato, que se ausenta de su hogar por semanas y regresa con miles de pesos en la bolsa y que encima de ello consume droga.
Qué se puede esperar de un chico que solamente escucha “narcocorridos” en su casa o en la camioneta de su padre.
Lógicamente que no podemos esperar que de esa familia salga un científico.
Lo que el “gober” dijo es que el hecho de que se “forme” un delincuente no es culpa o responsabilidad tanto del gobierno, sino de la familia. Y creo que tiene razón.
Y encima de ello, hay familias completas –incluyendo a la abuela- que se sientan a ver “El Señor de los Cielos” o la serie completa de “La Reina del Sur”.
Mejor como adultos vamos dando buenos ejemplos a nuestros hijos, para en el futuro tener mejores personas y mejores ciudadanos y así poder romper con esta perniciosa “tradición”.
Hasta mañana.