ROSA GUERRERO REGRESA A CASA CON BRONCE MUNDIAL

Con un clima agradable recibió el puerto a la atleta en silla de ruedas en la modalidad F55, Rosa Guerrero Cázares, ahora medallista de bronce del Campeonato Mundial de Paratletismo Londres 2017, quien el 15 de julio llenó de orgullo a Mazatlán desde el viejo continente.

La espera fue inquietante para los familiares que aguardaban en la parte superior del aeropuerto, la estrella familiar llegaría en el vuelo 3282, procedente de la CDMX. Las pantallas indicaban un breve retraso, una hora y minutos que parecieron eternos.

Por fin se vio en el cielo la silueta de un avión con miras a pisar tierra mazatleca, en efecto, ese era el pájaro de acero que traía en su vientre a la medallista de bronce, que para sus allegados, olía a oro.

Todos los pasajeros bajaron, expectante la madre de Rosa musitaba –no viene la niña-, pero al final apareció, su primer gesto fue voltear hacia la cristalera del área de comida y agito los brazos. Sonrisas y lagrimas había en los rostros que la esperaban detrás del vidrio.

Después de unos minutos de espera, por fin apareció. “Ya llego la campeona”, gritaba una mujer, “la única mexicana en ganar medalla en bronce en Londres”, repetía constantemente.

Entre aplausos de los presentes, quienes sin saber de que se trataba, unían sus manos emulando el sonido de las gotas de lluvia que iniciaban su golpeteo en el techo del inmueble.

Abrazos, besos y emoción había en esa sala.

Por fin, tras los abrazos obligados por la distancia y el tiempo, alguien le musito al oído, -Rosa, la prensa esta aquí. Como toda una orgullosa mazatleca, la mujer que alcanzó la distancia de 7.45 en su mejor lanzamiento de Bala, miró directamente a los fotógrafos y sonrió sin ego ni altivez, sino sincera. “Gracias por venir a recibirme”, expresó. Los flashazos iluminaron la estancia.

-Podrías mostrarnos tu medalla, alguien dijo.

–Claro, respondió.

Más flashes.

Rosa, ¿se cumplió el sueño? –Si, es más de lo que esperaba, y creo que ya quiero más, entrenaré duro para conseguir otra medalla, pero ahora quiero oro; quiero oro para Mazatlán.

De nuevo aquella voz, -ya llegó la campeona.

Esa voz, era de su orgullosa tía.

-Pero ahora, vengo a disfrutar de mi familia.