Claudia Lavista y Víctor Manuel Ruiz montan “Manglar”, paráfrasis dancística de un hábitat que se desarrolla en la costa cultural mazatleca
Mazatlán, Sinaloa.- “Estado latente”, presentada la noche del sábado en el teatro Ángela Peralta, es un espectáculo con el que Delfos Danza Contemporánea conmemora 25 años de carrera artística.
Presentado dentro del marco Festival Cultural Otoño Mazatlán 2018, el montaje fue un recorrido por las nuevas tendencias que marcan la actual escena dancística y cómo Claudia Lavista y Víctor Manuel Ruiz han ido contemporizando con su entorno y las posibilidades que este le ofrece.
De hecho, la pieza “Manglar” fue un homenaje a Mazatlán y a uno de sus ecosistemas más emblemáticos, de manera que Víctor Manuel Ruiz trasladó este hábitat al escenario…
No fue gratuito que los bailarines se valieran de varejones de manglar –al menos eso parecía—para darle un sentido orgánico a la obra.
Sin embargo, el autor se valió de todos los recursos estilísticos, y extradancísticos, para el discurso de “Manglar”, siendo el hilo conductor una disímbola selección musical, que fue desde un tema de The Beatles, hasta la archiconocida samba “Brasil”.
Hay que destacar que en esta pieza el juego de luces, el vestuario y la escenografía se convirtieron en tres intérpretes más al servicio de la idea de un ecosistema rico en flora y fauna.
Mención aparte merece la obra “Proa”, con la que Claudia Lavista parece hacer referencia al problema de la migración.
Un grupo de personas en lo que parece ser un campo de tránsito o de refugiados es el pretexto para hacer una declaración política.
De esta manera la desesperación, la impotencia y la miseria tocan a nuestras puertas, justo en el momento en el que una caravana de centroamericanos atraviesa el país rumbo a la frontera norte.
Los creativos de Delfos saben alejarse del camarín y el templo en el tiempo apropiado, e inciden en temáticas sociales como antaño.
La obra con la que dieron inicio al espectáculo, “Concierto Barroco”, con sus trazos escénicos perfectamente delineados, y donde el lenguaje corporal fue la divisa, nos recordó aquellos lejanos años cuando la compañía arribó al puerto, y la danza contemporánea empezaba a ser conocida y reconocida, enraizándose en el gusto de los mazatlecos.