En un año, ¿partiremos pastel por la baja de homicidios en Sinaloa?

Por Netzahualcóyotl Ceballos. 

Es un hecho: en Sinaloa hay menos homicidios. De acuerdo a estadísticas oficiales y no oficiales, Sinaloa finalmente salió de la lista de entidades del país que sostienen alerta roja por el delito de homicidios dolosos. Es más, en el mes de febrero se consiguió la cifra más baja en ese delito en los últimos 3 años, al reportarse 63 hechos.

¿Quién recuerda cuando a inicios de década se asesinaba a más de 150 personas al mes? Pareciera que ya quedó atrás la época en la que el turismo le dio la espalda a Mazatlán, los comerciantes debieron despedir empleados y bajar cortinas, y hasta el toque de queda en Culiacán. Es un hecho que las cosas en seguridad parecen funcionarle al Gobernador Quirino Ordaz Coppel, pues mientras en otros estados, como Guanajuato, con más de 250 homicidios, Jalisco, con más de 200, Chihuahua con 148, o Nuevo León con 105, en Sinaloa podemos decir que se “respira tranquilidad”, comparándonos con esos malos vecinos y nuestro historial estadístico. Pero a todo esto saltan las preguntas: ¿cuánto tiempo durará esta paz? ¿Será pasajera como en otras ocasiones o podemos decir que la tierra de los once ríos ya es pacífica?

Hay ciertos indicios de que a mi juicio ponen en duda una paz duradera para Sinaloa. Espero equivocarme.

La primera de ellas es que miles de familias desplazadas de las zonas serranas del estado por razones de inseguridad aún no han regresado a sus casas. Si es verdad que han recibido cierto apoyo gubernamental, también es verdad que no están muy cómodos viviendo fuera de comunidades. Vaya, en las últimas horas acaban de celebrar una manifestación a las puertas de un diario local para exigir apoyo de vivienda, al no tener dónde vivir. Si no regresan a sus comunidades, donde tienen sus escuelas, su fuente de trabajo, sus raíces, su forma de vida, simplemente es porque algo sigue ocurriendo allá arriba, en la sierra, de lo cual el Gobierno se ha visto imposibilitado de actuar.

Una segunda razón es el hallazgo de fosas clandestinas, últimamente localizadas en el polígono rural de Miravalles, en la salida norte de la ciudad.

Un tercer indicio de que Sinaloa no está del todo bien en seguridad son las desapariciones forzadas, que esas sí no se han detenido. ¿Y qué decir de los ataques a las cámaras de videovigilancia en Mazatlán y Culiacán?

Como ya lo escribí, espero equivocarme, y espero que en mucho tiempo sigamos celebrando paz, sigamos festejando el regreso del turismo, la llegada de nuevas empresas, que cada vez más cruceros turísticos se interesen en el destino, la conectividad aérea recién conquistada, el “boom” inmobiliario que hoy disfrutamos y que han puesto a cientos o miles de familias a rentar sus propiedades de manera particular, el inicio del gas natural, los saldos blancos en Carnaval, la obra pública, la inversión de la iniciativa privada y muchas otras cosas que trae consigo la tranquilidad. Espero que el próximo mes de febrero podamos decir que el índice de homicidios dolosos sigue a la baja en Sinaloa.

Definitivamente, y sin temor a equivocarme, nadie queremos regresar a los números de antaño.