Las dos caras de Mazatlán

Por Netzahualcóyotl Ceballos

Mazatlán me recuerda a uno de los oponentes más imposibles de Batman, ése que siempre lanzaba una moneda al aire antes de decidir cualquier cosa, que una mitad de su rostro era bien parecida pero cuya otra mitad era aterradora a causa de un incidente. Mazatlán es como “Dos Caras”. Por una parte reconozco la inversión pública ejecutada en los últimos meses y años, pero por otra repruebo el descuido en que la mayoría de las colonias se encuentran, y qué decir de la zona rural.

La inversión pública, y la inversión pública asociada a la iniciativa privada, se concentran una misma franja urbana: la que corre desde el Cerro del Crestón y Centro Histórico hasta La Marina o el nuevo Mazatlán. Si bien es cierto que el turismo ya se convirtió en el motor económico del municipio, como muchos defenderán, también es cierto que la ciudad no es sólo el malecón y el polígono de lo que antes conocíamos como Bosque de la Ciudad. De hecho, esta franja es una mínima parte de Mazatlán.

Por el Ayuntamiento han pasado diferentes administraciones públicas con lemas y consignas a propósito de la doble realidad de Mazatlán. Una de las más populares es la de “Primero los pobres”, de Jorge Rodríguez Pasos, quien fue alcalde en 2004, y está también la de Fernando Pucheta Sánchez, quien fue alcalde en 2017, y quien aseguró que acabaría con los dos rostros de Mazatlán. Lo cierto es que las dos caras siguen.

El embellecimiento del Cerro del Crestón, la remodelación del Centro Histórico, la construcción del Parque Ciudades Hermanas, la ampliación de banquetas en Paseo Claussen y Paseo Olas Altas, la creación de la ciclovía en la Avenida Del Mar y su nueva pavimentación también, la “cirugía” al Estadio Teodoro Mariscal, no se diga el Parque Central, la primera piedra del Acuario Mar de Cortés que se espera sea el más grande de Latinoamérica, la construcción de la Avenida Bahía y las últimas “manitas de gato” a la Zona Dorada, son obras concentradas hacia un mismo lado. No olvidemos el ramal hacia el Aeropuerto Internacional de Mazatlán para disminuir el tiempo de los turistas que llegan o se van vía aérea a otro destino. Vaya, hasta el nuevo Hospital General se construyó en La Marina a pesar de que todos, o la mayoría de los derechohabientes, viven en las colonias populares de Mazatlán. Todo esto, construido por millones y millones de pesos en menos de dos años. Todo hacía falta, nadie lo niega, pero más allá de esta franja viven miles de familias que por años, décadas quizá, no han visto una mejora en su colonia o comunidad rural.

A las colonias populares y las comunidades rurales únicamente se les llevan pavimentaciones de calles y canastas de baloncesto. Las últimas grandes obras en años recientes, hay que decirlo también, fue la del Parque Lineal, la Alberca Olímpica y la unidad deportiva de Real Pacífico. Más allá no hay nada. ¿Ejemplos? La Sirena, María Elena y Universo, por mencionar algunas.

¿Vamos camino a convertirnos en un Acapulco, donde lo único bello es precisamente lo que está frente al mar? Estamos lejos de eso pero tampoco nos es tan ajeno el tema. La encomienda del Presidente Andrés Manuel López Obrador, apenas semanas atrás, es el “desarrollo urbano de ciudades turísticas”, es decir, reducir el contraste entre desarrollos turísticos y la marginación abrazante. En el arranque del operativo de Semana Santa 2019, el Alcalde Luis Guillermo Benítez Torres dijo que le daría una “cara de lujo” a la entrada sur de Mazatlán, pues muchos “se decepcionan” del destino en cuanto llegan. Desconfío si alcanzará el tiempo para que destinos como Mazatlán tengan verdaderamente un mismo rostro y no dos, como ahorita. Pero vamos… sabemos que con voluntad política casi todo se puede.