“México: ¿País Sin Ley? Bueno, Mejor Dicho, Ley a Modo”

La impunidad en todo su esplendor cuando se viaja por tierra en nuestro país

Por Manuel Cárdenas Fonseca

En muchas partes escucho la proclama: “Que se aplique la ley”, o bien, “Se aplicará todo el peso de la ley” y, el presidente López expresó “Al margen de la ley, nada, y por encima de la ley, nadie” (conferencia 7 de enero de 2020).

Nada más falso que lo anterior expresado por un sinfín de empresarios, dirigentes, o gobernantes. Simplemente habría que viajar en carro de Culiacán a Guadalajara para comprobar la falsedad de esas expresiones y comprobar todo lo contrario pues está a la vista de todos en las casetas de peaje.

Si así, a la vista de todos dejan ir a quienes tienen orden de captura, o bien, se “fugan” los detenidos más buscados a plena luz del día, ya no se diga que celebren misa en Catedral y nadie se entera ¡qué podemos esperar de burócratas y “empresarios” fanfarrones?

Lo que tenemos es autoridades que no persiguen de oficio los delitos que deben perseguirse de esa manera porque la ley lo impone. Contralorías Internas que no sancionan las omisiones o ejercicio indebido del cargo de burócratas, sean de la función pública, de comunicaciones y transportes, de la guardia nacional, del ejército o la marina, etcétera, qué decir de los fiscales autónomos. Todos ellos viven la impunidad y la omisión de sus obligaciones, todos ellos están en la cadena de valor de la corrupción y, también, los particulares que no denuncian y por tanto consienten esas conductas sancionadas por la ley.

En la caseta, saliendo de Culiacán a Mazatlán, la misma está tomada por personas en su mayoría jóvenes bien vestidos, con buena alimentación y les preguntas, cuando te piden que pagues 50 pesos ¿por qué están haciendo esto? La respuesta no existe y se acerca otro a decir que es por “el derecho de libre tránsito”. Entonces les dices que si es libre tránsito no deben cobrar, a lo que dice que es una “aportación voluntaria”. Acto seguido les preguntas que si no es vergonzoso ser delincuente y te dicen que ellos no son delincuentes que están porque debe haber justicia. Lo demás que allí sucedió da más vergüenza.

En la caseta conocida como “El Mármol” (llegando a Mazatlán), también eran muchos jóvenes con algunas personas (hombres y mujeres ya mayores), ninguno con pinta de delincuente, parecía que estaban en un día de campo: alegres, bromeando entre ellos y siendo contemplados por las patrullas (dos) de la Policía Federal de Caminos, al menos por los letreros de las mismas, aunque según yo ya desapareció esta corporación al menos en papel y creo que por la austeridad no hay para los nuevos o no sé si son madrinas toleradas, descaradas, como sucede en Nayarit con los “retenes” de “la Fiscalía”. En esta caseta (“Mármol”) te piden tu aportación y si les preguntas en razón de que, la respuesta es “déjenlo pasar”, “que se vaya”.

Continuando el viaje nos encontramos con las casetas del “libramiento” a Tepic, después de Mazatlán, encontrándonos con la primera caseta en cobro normal y la de Escuinapa, tomada por personas camuflajeadas: no sabías si eran de la policía, de algún cártel o personas traídas de otras entidades para hacer la chamba. No tenían pinta de sinaloenses y no había razón alguna pues se contradecían al amontonarse a la ventana las señoras del cobro quienes, muy envalentonadas decía “si no colabora no va a pasar”, “si no quiere pagar váyase por la libre”. Y ante el argumento de que quería pagar al que debía pagarle su respuesta era “Guardia, este no quiere pagar”, por lo que se acerca la persona que imagino es el “guardia” y les dice “déjenlo que se vaya a la chingada”.

¿Quiénes son los concesionarios de estos tramos carreteros? En la parte de Culiacán a Mazatlán entiendo que Carlos Slim, el que sale a un lado de cada presidente como Salinas de Gortari (se entiende por lo “millonariazo” que lo hizo con el robo del siglo de Telmex con monopolio llave en mano, la información privilegiada de NAFIN y la Bolsa Mexicana de Valores con su socio Onésimo Cepeda que era el presidente de las Casas de Bolsa. También súper amigo de López Obrador desde el gobierno de la Ciudad de México y actualmente. Así pues, de ser el concesionario el señor Slim, sería bueno que abriera la boca en contra de estas injusticias, de este robo descarado y no sea cobarde, o que diga si el gobierno le permite estos actos consentidos y se arreglan en la concesión, o es tan grande el robo al través de la concesión que se permite tener estos “descalabros”.

En cualquiera de los casos es terrible la anarquía y la violación a todo tipo de leyes federales.

En Nayarit la cosa empeoró. Los personajes de las casetas simplemente no te dejan pasar si no les das la cantidad que te exigen y, ante la pregunta de que a qué se debe el cobro/aportación voluntaria las respuestas son varias y diferentes, aunque la constante es porque exigen pago correcto de las indemnizaciones de sus tierras. Sin embargo, en una de ellas, la más destacada, me tomaron video, fotos, las placas del carro de manera muy intimidatoria incluyendo el poner una plancha de clavos en las llantas delanteras y traseras, cuando ante la pregunta de ¿“podrían contratarme para ir en la polla”? ¿”Son del algún grupo delictivo o cártel para sumarme al mismo, denme chamba”? Imagine la escena: Primero unas doñas gritonas, después un “disque” paisano de Sinaloa (con cuerpo de guarura y tatuajes de centro américa) con acento ya mexicanizado que me dice que tengo que pagar y le digo que ya parece derecho de piso por lo que se molesta y llama a otro (flaquito con radio, cachucha de “cholo”) que es quien da la orden de las planchas de clavos y quien llega al carro y me dice “si quieres pagar tienes que ir allá arriba pero el carro no se mueve”, le digo que mejor me de chamba, que le resultaré buen elemento y me dice en tono muy bajo y metiendo la cabeza por la ventana del carro: “más vale que pagues y te vayas y en este momento”. ¿Qué creen que hice? ¡Exacto! Pagué con un billete de 500 pesos y me dieron el cambio correctamente (se cobraron los 50 pesos que anunciaban en una cartulina).

Arriba el decálogo de la COPARMEX y el comportamiento de sus afiliados ¡Si señor! Arriba los concesionarios de carreteras o dueños en caso de ser los gobiernos estatales que los cobros son tan altos que permiten esta impunidad, pero al llegar a las de Jalisco la cosa cambió radicalmente.

En Jalisco la primera experiencia de caseta fue de lujo, todo en calma, el tráfico fluido por lo que le pregunto al empleado: ¿¡ “disculpa, ¿cuál es la razón de que aquí este todo en calma y bien si desde Sinaloa es una capirotada de razones y de personajes” (lo de la capirotada coincide con la cuaresma)? La respuesta me dejó atónito: “Aquí si hay gobierno, en cuanto se arriman los mandamos a chingar a su madre con los de la corporación”. Por lo que le digo “a ver ¿que no son los mismos concesionarios, las mismas policías, los mismos delitos”? Me contesta riéndose: “aquí los mandamos a la verga, aquí si hay gobernador”.

Tómatela, me dije a mi mismo. Y que llego a la siguiente caseta y todo en orden por lo que me paro y le pregunto a un oficial de la policía federal de caminos (lo digo así pues ese uniforme y patrulla traía): “Oficial ¿qué pasa con ustedes, qué desmadre es este el de las casetas? mire, saliendo de una de Nayarit le hice una señal obscena a un comando de compañeros de Usted y camiones de la Marina que iban pasando muy quitados de la pena y, cuando uno de ellos hizo un viraje como para pasarse a mi carril mejor le metí al carro y me alejé, me dio más miedo que los delincuentes apostados en la caseta”. Entonces, el oficial, muy tranquilo me dijo: “no entiendo esto, pero así son las órdenes, yo patrullo, viajo desde Sonora hasta Jalisco y me enoja lo que veo, no sé por qué es así, no nos dan órdenes”. Me despedí de él deseándole le vaya bien.

¡Muchas gracias y sean felices!
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