“Pandemia de asesinatos; violencia contra la mujer y doméstica; impunidad y corrupción, más COVID-19”

Médicos, enfermeras, técnicos, afanadores, administrativos sector salud: lo mejor de la especie

Por Manuel Cárdenas Fonseca

Bien dicen que estábamos muy mal y parió la burra.

Si el crimen, la impunidad y la corrupción habían llevado a la sociedad mexicana a dividirse al menos en un tercio (los pros, la contra y los me vale madres), el COVID-19 refleja que la dividió en dos: los jodidos y los muy pudientes con espacios vitales muy distantes unos de otros. En medio de esa refriega, un grupo que recibe todos los días apoyos muy escasos y de diferente tipo, que no son suficientes ni en lo material ni en lo anímico: el grupo de médicos, enfermeras, técnicos, afanadores, administrativos y demás del sector salud (público y privado) que tienen que atender a los enfermos de todo tipo o los heridos por cualquier razón, a los evidentemente contagiados por el COVID-19 o a los que portan el arma sin saber y van infectando por doquier.

Por allá, todos los de la clase media, media alta, baja y con algún tipo de pobreza a los que las autoridades las dejan a la deriva para que sean muy pronto pobres y entren en los programas asistenciales, así, hay que aprovechar la pandemia de salud para acabar con más clase media y, a la par, como se sigue incrementando la violencia, y habrá más violencia por virtud de las pandemias que sufrimos: los militares a las calles.

Los únicos con los que podemos generalizar, en mayoría, son los del sector salud, quienes realmente se están destacando con ser los mejores de la especie, en tanto los otros, los gobernantes y los multimillonarios, no podemos decir, ni siquiera, que de lo peorcito son lo mejorcito: unos regateando el gasto y haciéndolo en tonterías en muchos de los casos como cuando que pudieron reorientar el gasto a tiempo y hacer compras o fincar pedidos a tiempo (desde enero que se veía que el problema nos llegaría) de bienes o servicios.

Pero no, ellos, gobernantes y millonarios, sienten que están bien resguardados y, la muerte, les es un riesgo natural, normal y medido.

Los empresarios multimillonarios, que qué bueno que lo son, han aportado en función de su planeación y proyección financiera y fiscal “donando”, previo recibo de deducibilidad, a la fundación por ellos promovida o al gobierno de su preferencia en función de su necesidad de quedar bien, pero gratis, gratis, altruismo, no es. Salvo que me digan y comprueben que salieron de sus chequeras personales y que esos millones no los metieron a gastos o compensarán a pérdidas, etcétera. Pero todo sea por conservar a la clientela ya que de repente vieron que se rompería el círculo virtuoso de sus premisas: a mayor pobreza mayores oportunidades de riqueza.

Los comentaristas llevando el agua al molino del ataque o la lisonja, según le convenga.

Si faltan pruebas, pues que empresarios “altruistas” de COPARMEX, CCE, etc. y gobierno, importen de Corea y otros países que si tienen y muchas: definan tres laboratorios y tengan en ellos (sus plantas) científicos que permitan saber que el proceso no será “patito”.

Si quieren ambientes realmente desinfectados, traigan equipos que ya no se están utilizando masivamente en Europa para aplicar ozono en las calles y dejen de regar, y mal, el jardín.

Si quieren desinfectar realmente las áreas de COVID-19 y todos los hospitales o lugares de atención: establezcan filtros, uno de acceso-otro de salida, con túneles de desinfección con ozono. Mantengan las áreas de urgencia y de terapia intensiva de otros padecimientos desinfectadas y de igual manera, con filtros de acceso y salida.

Si quieren saber y tener realmente el rastro de la población afectada y su cadena de contacto, de contagiados con síntomas y asintomáticos, generar una verdadera traza, darle seguimiento y focalizando a detalle cada caso y sus cercanos, usen inteligencia artificial y no espacios de Google o chats que son de la época de las cavernas para el caso que nos ocupa.

Dan pena ajena cuando uno ve que los que deciden no hacen caso a los que saben que son el cuerpo médico y de la salud en general. La impotencia me invade cuando veo que solo están administrando el marcador e igual piensan “ahí la llevamos pateando el bote hacia adelante” pues la vacuna estará quien sabe cuándo, se producirá quién sabe cuándo (por lo menos un año y medio más), así que vamos a vivir en el riesgo durante mucho tiempo, pero ya habrá camas para que sean atendidos a bien morir. Y habrá rebotes a cada rato.

Esto está como los muertos por la violencia en al que participan los delincuentes, gobiernos y mirones de la sociedad (incluye a los “comentaristas”): llevamos 15 años con los muertos incrementándose y sin ver para cuando se reducen (no entiendo de donde sale tanta materia prima para matarla salvo que sean los cientos de miles que se permitió entraran desde Fox), y bueno, desafortunadamente, no tengo manera de creer que los muertos por la violencia en este país de impunidad se reducirán aun con el Decreto publicado el día de hoy que regresa totalmente y bajo cualquier pretexto a los militares a la calle.

Los contagios del COVID-19 se mantendrán un buen tiempo debido a la impericia y el uso de técnicas, herramientas y estrategias equivocadas. Por ello, no hay más eficiencia para sacarle la vuelta que cuidarse uno mismo.

Así que, teniendo una visión lo más realista del ser humano creo que se demuestra, nuevamente, que, en general, lo que está en el área médica y en el frente de batalla (usted me entiende) es lo mejor de nuestra especie.

En este viaje seguiremos viendo a quienes señalan al ser humano en la perfección de los cielos o lo representan con sus bajezas y lo ponen el nivel de cualquier animal.

¡Muchas gracias y sean felices!
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