La peligrosa larva de Anisakis te puede llevar a la muerte por comer pescado crudo

Los primeros síntomas que desata este parásito son labios hinchados, picores y erupciones en la piel

Esa ración de pescado crudo o poco cocinado tiene una pinta estupenda. Los comensales se relamen los labios mientras una larva de tres centímetros pasa desapercibida en el plato y se prepara para migrar a otro entorno muy acogedor: nuestro estómago. El doctor Daschner y su paciente para comprobar si el anisakis dejó algún recuerdo antes de morir.

Tres días. Es el tiempo que transcurre desde que Manuel empieza a encontrarse mal hasta que decide ir al médico. Sus síntomas así lo requieren: labios hinchados, picores y erupciones en la piel. “Primero me dijeron que podía ser una alergia por contraste yodado, pero pronto descartaron esa posibilidad”, relata.

Historia clínica, secuencia de eventos, prueba del anisakis en la piel y… Positivo. El doctor no tarda en averiguar la relación causa-efecto. “¿Ha comido boquerones en vinagre hace poco? Sí.” Como buen amante del pescado, Manuel suele consumirlos una vez a la semana.

“Si tomamos pescado crudo o poco cocinado sin congelar, puede dar lugar a que una larva viva provoque una reacción alérgica”, cuenta el doctor Álvaro Daschner, alergólogo del Hospital de la Princesa. Esa larva es el parásito del anisakis, un gusano de unos tres centímetros de longitud y un milímetro de grosor que se instala en la musculatura del pez.

Contagio: una ruleta rusa

Nos llevamos el tenedor a la boca y… Un huésped inesperado coloniza nuestro estómago sin darnos cuenta. Su apasionante travesía comienza en los mecanismos de pesca. “Si los barcos van a alta mar y no visceral enseguida los pescados, las larvas pueden migrar a la musculatura. También influyen los métodos de venta y cocción”, indica Daschner.

Las probabilidades de que este pequeño ser acabe en nuestro intestino dependen de varios factores: ¿Sigue vivo cuando llega a nuestro plato? ¿Nuestro organismo permite la entrada del anisakis? Es una cuestión de estadística con matices. “Si tomamos precauciones a la hora de cocinar el pescado, es muy difícil adquirirlo”, afirma el doctor.

El parásito muere antes de llegar al plato si cocinamos el pescado a una temperatura de 60 grados durante diez minutos. Así lo indican los estudios, aunque “depende del grosor del pescado; no puede estar caliente por fuera y frío por dentro. Funciona el sentido común”, subraya el doctor. Otra garantía de prevención es congelar el alimento.

Muerte precoz del gusano

El parásito del anisakis nos hace compañía durante uno o dos días, no más. “Después se expulsa y se muere, no se queda en nuestro cuerpo”, incide el doctor Daschner. En ese preciso momento, los pacientes notan la respuesta natural de su organismo ante un cuerpo extraño:

La reacción suele ser aguda y remite con medicación sintomática en unas horas. Sus síntomas pueden ser dolor de tripa, vómitos, urticaria… “En algunos casos no está bien definida y perdura durante semanas o meses”, matiza el alergólogo.

¿Qué ha comido en las últimas 24 horas? ¿Cuándo empezó a notar la reacción? ¿Recuerdas algún problema con el pescado? Son las preguntas de rigor para llegar a la raíz de un problema que tiene mayor prevalencia entre la población alérgica. “Tienes que insistir y buscar el pescado poco cocinado o crudo”, insiste Daschner.

Tras el historial clínico y una prueba cutánea, dos análisis de inmunoglobulina E (un tipo de anticuerpo en la sangre) en noviembre y en abril terminaron de confirmar el problema de Manuel. “Teníamos unos valores de inmunoglobulina muy altos al principio, y en el segundo análisis vimos cómo iban bajando”, señala el doctor.

Anisakis, tratamiento y prevención

“El médico me recetó unos fármacos para la alergia, pero ninguna medicina en particular para el anisakis”, señala Manuel. El anisakis desaparece de nuestra vida tan pronto la persona lo expulsa, por lo que no suele ser necesario combatirlo. La prioridad es paliar los efectos de la reacción alérgica que sufrimos en consecuencia.

Respecto al parásito, “no hay que hacer nada salvo insistir en las recomendaciones generales, que son iguales para toda la población”, matiza el alergólogo. Recordemos:

  • Congelar el pescado.
  • Asegurarse de que está bien cocinado.
  • En algunos casos específicos, adoptar una dieta sin pescado de forma temporal siguiendo las indicaciones del médico.
  • Salvo dolores de tripa muy fuertes, no es necesario realizar una gastroscopia para extraer la larva; sale sola.

“Me encanta la ventresca de bonito y suelo tomarla fresca o a la plancha…” Manuel no oculta su interés por conocer tanto técnicas de cocción poco seguras como pescados que pueden contener anisakis. “No se puede descartar el riesgo ya que la plancha no es muy segura”, advierte el doctor.

Fuente: El Heraldo de México.