AMLO presume la Montaña de Guerrero y difunde poema de Gabriela Mistral

El presidente visitó la cascada que se localiza en el camino que conduce del municipio de Tlapa a Olinalá y asegura que “esto cura el alma y cualquier enfermedad”

CIUDAD DE MÉXICO (proceso.com.mx).- El presidente Andrés Manuel López Obrador presumió una cascada que se localiza en el camino que conduce del municipio de Tlapa a Olinalá en la región de la Montaña de Guerrero y difundió un poema de la premio Nobel de Literatura, la escritora chilena Gabriela Mistral seudónimo de Lucila Godoy Alcayaga.

A través de un mensaje difundido en sus redes sociales, el mandatario dijo que en su segundo día de gira de trabajo en la Montaña guerrerense recibió un mensaje de su esposa, la escritora Beatriz Gutierrez Müller, quien se encuentra en Chile para participar en el homenaje a la diplomática y pedagoga chilena.

Vamos a Olinalá, a el lugar de las Cajitas de Olinalá, de perfume natural de la madera, el arte popular y miren en el camino de Tlapa a Olinalá de la Montaña de Guerrero. Esto cura el alma y cualquier enfermedad”, expresó el mandatario frente a una cascada que rompe un cerro frondoso y de verde nutrido. 

Además, el presidente López Obrador escribió el siguiente mensaje: 

Anoche que llegó Beatriz a Chile para el homenaje a Gabriela Mistral, le dije que estaba en la montaña de Guerrero y que hoy visitaría Olinalá. Más tarde me envió un poema de la Premio Nobel de Literatura que ¿cómo creen que se llama?: “La cajita de Olinalá”, señaló AMLO y compartió el texto de la diplomática chilena.

Cajita mía
de Olinalá,
palo-rosa,
jacarandá.

Cuando la abro
de golpe da
su olor de reina
de Sabá.

¡Ay, bocanada
tropical:
clavo, caoba
y el copal!

La pongo aquí,
la dejo allá;
por corredores
viene y va.

Hierve de grecas
como un país:
nopal, venado,
codorniz,

los volcanes
de gran cerviz
y el indio aéreo
como el maíz.

Así la pintan,
así, así,
dedos de indio
o colibrí;

y así la hace
de cabal
mano azteca,
mano quetzal.

II

Cuando la noche
va a llegar,
porque me guarde
de su mal,

me la pongo
de cabezal
donde otros ponen
su metal.

Lindos sueños
que hace soñar;
hace reír,
hace llorar:

Mano a mano
se pasa el mar,
sierras mellizas
campos de arar.

Se ve al Anáhuac
rebrillar,
la bestia-Ajusco
que va a saltar,

y por el rumbo
que lleva al mar,
a Quetzalcoatl
se va a alcanzar.

Ella es mi hálito,
yo, su andar;
ella, saber;
yo, desvariar.

Y paramos
como el maná
donde el camino
se sobra ya, donde nos grita
un ¡halalá!
el mujerío
de Olinalá.

Fuente: Proceso