La ofensiva de los Filis pegó 5 jonrones para adelantarse en la serie
El cielo se abrió en Filadelfia, no solo porque dejó de llover, sino porque los Filis se han puesto a la mitad del camino (2-1) en el Clásico de Otoño frente a unos Astros de Houston que tuvieron un tercer juego de auténticos gatos negros.
Con su principal sello, Bryce Harper la depositó del otro lado de la barda apenas en el capítulo inaugural, un bambinazo productor de dos carreras ya que el excachorro de Chicago, Kyle Schwarber, se encontraba corriendo por los senderos. Sin embargo, el bombardeo sobre McCullers Jr. no cesó y en el segundo rollo, Alec Bohm conectó su primer jonrón de la postemporada, mientras que Brandon Marsh fue otro que se fue para la calle en solitario, acción que por cierto tuvo que ser revisada con las oficinas generales de las Grandes Ligas en Nueva York.
Para la parte baja de la quinta tanda, Schwarber la puso en órbita llevándose a Marsh entre las espuelas, y otro que andaba bastante encendido con el madero, el inicialista Rhys Hoskins, no desentonó con el resto de la ofensiva y se fue a lo profundo por toda la pradera izquierda. La pizarra fue de 7-0 en una verdadera paliza que dejó totalmente petrificados a los manejados por Dusty Baker.
Y si el ataque de los Filis resultó destacado, lo del venezolano Ranger Suárez arriba de la lomita de las responsabilidades igualmente fue para aplaudir. El zurdito transitó durante cinco innings con pelota de solo tres imparables, un caminado y cuatro ponches. La apertura de Suárez fue respaldada por los relevos de Brogdon, Gibson, Nelson y Bellatti.