Historia del Banco Occidental de México

El Banco Occidental fue uno de los edificios más bellos con los que contó Mazatlán y era el centro financiero de los grandes capitales que se manejaban en el puerto. Fue construido en el año de 1907, momento en que estaba en su apogeo el Porfiriato, régimen que se distinguió por el afrancesamiento en todos los ámbitos de la vida de la sociedad mexicana. En los hogares y en las reuniones sociales más sofisticadas, las frases en francés pronunciadas con toda propiedad eran sinónimo de buen gusto y elegancia.

El edificio fue pieza clave de la vida financiera del puerto ya que por ahí pasaron muchas fortunas de comerciantes y mineros

Su cúpula, cubierta de pizarra verde y rematada por una corona de herrería y un asta bandera, era uno de los elementos que definía su estilo francés y lo hacía brillar entre las otras edificaciones de la calle Principal, hoy Belisario Domínguez. Sus paredes lucían un almohadillado que es común ver en el Centro Histórico de París. El primer piso, por el lado de la calle Belisario Domínguez, lo adornaba e iluminaban su interior una serie de ventanas rematadas con arcos de cañón y herrería fabricada en la Fundición de Sinaloa, que recibía los catálogos de Francia. Inspirándose en ellos, elaboraban los moldes con los que se fabricaban las piezas de hierro de ventanas, balcones, balaustradas y estructuras que se utilizaban en las obras arquitectónicas de Mazatlán.

El edificio fue pieza clave de la vida financiera del puerto. Por ahí pasaron muchas fortunas de comerciantes y mineros que activaban la vida en Mazatlán con sus capitales.
De ahí salió el financiamiento que les permitió diversificar sus negocios hacia la industria del calzado, la cerveza, los textiles, carretas, cerillos, escobas y tabaco, que llenaron de fábricas el Mazatlán de finales del Siglo XIX.

En el piso superior vivian los directores del banco

Grandes fortunas se amasaron en esa institución bancaria que emitía su propia moneda. En el piso superior vivieron los directores del banco, Alejandro Valdés Flaquer, Federico Goodchild, Tomas de Rueda Valparda, Roberto Valadés y Héctor Escutia. El que ha sido considerado el edificio más bello de Mazatlán lo sigue siendo sólo en el recuerdo de los que lo vieron en pie hasta 1965, año en que fue demolido por Mario Arturo Huerta.

El Banco Occidental de México emitía su propia moneda miasma que tenía diferentes escenas del antiguo Mazatlán.