Trece años después de la segunda mayor catástrofe atómica de la historia, los costosos esfuerzos de Japón por volver seguras las instalaciones de la central de Fukushima han sufrido varios reveses.

Japón conmemoró este lunes (11.03.2024) el aniversario del terremoto y el tsunami de marzo de 2011, que destruyeron tres de los seis reactores de la central nuclear de Fukushima.

Poco después de que se produjera el sismo de magnitud 9, el 11 de marzo, una serie de tsunamis inundaron cuatro de los edificios donde estaban los reactores, provocando una reacción en cadena en tres de ellos que provocó la liberación de importantes cantidades de radioactividadal medioambiente.

Decenas de miles de habitantes fueron evacuados rápidamente y, en los años siguientes, los reactores se estabilizaron.

El reto de los últimos años ha sido recoger las grandes cantidades de combustible nuclear que escaparon de los reactores para detener la liberación de más cantidad de radiación, algo que nunca se había intentado antes, y que tiene que llevarse a cabo en edificios donde la contaminación radioactiva sigue siendo peligrosamente elevada, aparte de que los escombros del tsunami y las posteriores explosiones de hidrógeno aún cubren la zona.

Tokyo Electric Power Co (TEPCO), la operadora de la central, ha calculado que los trabajos para volver a garantizar su seguridad llevarán entre 30 y 40 años, pero los últimos informes sobre los avances en el emplazamiento han sido mayormente negativos.

TEPCO retrasa las pruebas

En enero, TEPCO anunció que tendría que retrasar los planes para comenzar, este mes de marzo, el uso de prueba de un brazo robótico para retirar material radioactivo del reactor número 2. El plan inicial preveía que las pruebas con el brazo robótico tuvieran lugar en 2021, pero se retrasaron por problemas técnicos.

TEPCO pretende ahora que el brazo teledirigido esté operativo en octubre, aunque esto supondrá un retraso de tres años con respecto al calendario original.

Otras áreas del proyecto también han experimentado problemas: los primeros drones y un robot enviados al edificio del reactor número 1, a principios de este mes, también sufrieron fallos. Los drones y el robot tuvieron que ser retirados antes de que pudieran completar su misión de localizar restos de combustible fundido que se han filtrado del reactor y cartografiar otros daños.

Vincent Gorgues, jefe de gabinete del Alto Comisionado francés para la Energía Nuclear y actualmente uno de los tres asesores internacionales especiales de la Corporación de Compensación de Daños Nucleares y Facilitación del Desmantelamiento de Japón, declaró a DW que los avances hasta la fecha han sido abrumadoramente positivos, a pesar de los innumerables desafíos.

“Los proyectos nucleares son complejos”, afirma. “Entre ellos, los proyectos de desmantelamiento son muy singulares y ofrecen un mayor grado de dificultad, debido sobre todo al nivel de incertidumbre sobre el estado inicial de la instalación y a las dificultades para gestionar con seguridad todos los flujos de residuos radiactivos”. La complejidad se multiplica en el caso de Fukushima, añadió.

Hasta el acceso al lugar es “muy difícil”

“Incluso hoy en día, el acceso a los edificios de los reactores es muy difícil y requiere medios de intervención totalmente teledirigidos, mientras que llevar a cabo investigaciones y tener una idea precisa de lo que hay que hacer, incluso antes de plantearse cómo hacerlo, es un reto enorme en sí mismo”, afirmó Gorgues.

Además, cada uno de los tres reactores averiados tiene su propio conjunto de retos específicos, y no existe un vertedero para los residuos nucleares altamente radiactivos que deben recuperarse del lugar, señaló.

“No se trata de una carrera, sino de un planteamiento estructurado, cuidadoso y gradual, que en cada etapa exige tomarse tiempo, determinar la mejor estrategia y garantizar la seguridad tanto a corto como a largo plazo”, dijo Gorgues, añadiendo que las condiciones radiológicas “son extremadamente hostiles”.

Añadió que, dados los desafíos únicos que se presentan en Fukushima, siempre sería inevitable que el calendario de operaciones tuviera que modificarse.

“Me gustaría subrayar, sin embargo, que estos retrasos han seguido siendo menores, y que la mayor parte de lo anunciado se ha cumplido”, dijo. “En mi opinión, y en estas condiciones, lo que ya se ha hecho es un logro notable”.

Fuente; dw