El megacohete Starship de SpaceX, diseñado para revolucionar los viajes espaciales, sufrió un revés significativo al explotar tras un intento fallido de amerizaje durante su última prueba en Texas. En el lugar estuvo presente el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, como invitado de honor de Elon Musk , lo que añadió una matiz política a este evento tecnológico.
El lanzamiento inicial fue impecable. Impulsado por 33 motores Raptor de la etapa Super Heavy, el Starship ascendió con precisión y alcanzó su separación de etapas a los 3 minutos y 40 segundos. Sin embargo, los problemas comenzaron al intentar regresar a la Tierra.
La etapa Super Heavy amerizó en el océano Índico, pero explotó al entrar en contacto con el agua, dejando escombros flotando, incluido uno de sus tanques principales. Por su parte, la etapa superior Starship construyó una trayectoria espacial de una hora, encendiendo uno de sus motores en el espacio. A pesar de este avance técnico, también terminó envuelta en llamas al tocar el océano en su descenso.
El presidente Donald Trump presenció el evento desde una ubicación privilegiada, describiendo el lanzamiento como “un espectáculo magnífico, aunque desafortunado al final”. La presencia de Trump, quien ha expresado apoyo a la expansión espacial de Estados Unidos, subraya su cercanía con Musk, quien ha sido una figura clave en el desarrollo aeroespacial privado.
El programa Starship ha sido una mezcla de éxitos y fracasos. En abril del año pasado, el primer vuelo conjunto de sus dos etapas terminó con la autodestrucción del cohete por razones de seguridad. Desde entonces, SpaceX ha realizado varias pruebas, logrando avances significativos como la separación de etapas y el uso exitoso de los brazos mecánicos de la plataforma Mechazilla para recuperar el cohete.
Sin embargo, fallas recurrentes, como fugas de metano y explosiones al aterrizar, han retrasado el objetivo de SpaceX: crear un cohete completamente reutilizable.
A pesar de los contratiempos, SpaceX mantiene su compromiso con el desarrollo del Starship, considerado esencial para el programa Artemis de la NASA, que planea llevar a humanos nuevamente a la Luna en 2026. Antes de participar en estas misiones, el Starship debe demostrar su capacidad para alunizar, despegar y regresar a la Tierra de manera segura.
Musk ha prometido introducir mejoras significativas en el diseño del cohete, incluyendo un escudo térmico avanzado y componentes más duraderos.
Un impacto más allá de la tecnología
La presencia de Trump en el evento ha generado especulaciones sobre la relación entre Musk y la administración actual. Algunos críticos temen que esta cercanía pueda influir en las decisiones regulatorias relacionadas con SpaceX, especialmente en los contratos con la NASA y el Pentágono.
Sin embargo, Musk continúa enfocado en su visión de largo plazo: colonizar Marte y establecer un futuro donde los viajes espaciales sean una realidad accesible para la humanidad.
Mientras tanto, el camino hacia esa meta sigue lleno de desafíos, como lo demuestra esta última explosión del Starship. Pero para SpaceX, cada prueba, fallida o exitosa, es un paso hacia la conquista del espacio.