En una declaración que ha generado atención tanto en México como en Estados Unidos, la presidenta Claudia Sheinbaum Pardo informó que aún no ha recibido una invitación para asistir a la toma de protesta de Donald Trump como presidente de Estados Unidos, programada para el próximo 20 de enero. Según Sheinbaum, esto no es motivo de preocupación, ya que históricamente no siempre se extiende la invitación a jefes de Estado.
Durante su conferencia matutina, Sheinbaum señaló que la única invitación formal hasta el momento ha sido para el embajador de México en Estados Unidos, Esteban Moctezuma. Sin embargo, la presidenta se mostró confiada en que, independientemente de su asistencia, habría una relación diplomática positiva con el gobierno entrante.
“Vamos a esperar y no consideraríamos un problema si no nos invitan. Lo que decida el presidente Trump, lo respetamos. Confío en que mantendremos una buena relación con Estados Unidos”, afirmó Sheinbaum ante los medios.
Tensión reciente en la relación bilateral
La relación entre Sheinbaum y Trump ha estado marcada por tensiones relacionadas con políticas antimigrantes, amenazas de aranceles y revisiones al Tratado de Libre Comercio. Aunque estas diferencias han generado roces, la mandataria reiteró su disposición de trabajar de manera constructiva con el nuevo gobierno republicano.
Polémica por su postura internacional
El anuncio de Sheinbaum ocurre en un contexto de críticas hacia su política exterior. El pasado lunes, la presidenta confirmó que enviará un representante a la investidura de Nicolás Maduro en Venezuela, en un tercer mandato que ha sido cuestionado por supuestos fraudes electorales.
Esta decisión ha generado fuertes críticas por parte de los legisladores de oposición, quienes instaron a Sheinbaum a no legitimar el régimen de Maduro y aliarse con los 30 países que reconocen a Edmundo González como presidente legítimo de Venezuela.
La dualidad en las decisiones diplomáticas de Sheinbaum ha avivado el debate sobre su estrategia en política exterior y su impacto en las relaciones internacionales de México.
El próximo 20 de enero será un momento clave para observar si el gobierno mexicano logra fortalecer sus lazos con el nuevo presidente de Estados Unidos o si las tensiones previas marcan el inicio de una relación más complicada.
MG.