El mundo del cine está de luto. David Lynch, el visionario director detrás de obras icónicas como Twin Peaks y Blue Velvet, falleció a los 78 años debido a complicaciones de un enfisema pulmonar, enfermedad atribuida a décadas de tabaquismo. La familia del cineasta confirmó la noticia a través de un emotivo comunicado en redes sociales.
“Hay un gran hueco en el mundo ahora que ya no está con nosotros. Pero, como él diría: ‘Mantén la vista en la dona y no en el agujero’”, escribieron sus familiares en la publicación.
El ocaso de un creador incansable
Lynch había compartido en 2024 que su salud estaba deteriorada tras años de lucha contra el enfisema, diagnosticado en 2020. Aunque dejó de fumar en 2022, los daños en sus pulmones ya eran críticos.
En una de sus últimas entrevistas, concedida a People en noviembre del año pasado, describió las secuelas devastadoras del tabaquismo: “Es como caminar con una bolsa de plástico alrededor de la cabeza. Apenas podía moverme sin jadear”.
Un legado artístico que marcó generaciones
Lynch comenzó su carrera como pinto, pero encontró su verdadera voz artística en el cine. Su primer largometraje, Eraserhead (1977), un surrealista clásico de culto, catapultó su carrera y lo llevó a dirigir The Elephant Man (1980), película nominada a ocho Premios Óscar, incluyendo mejor director.
Tras un tropiezo con Dune (1984), Lynch renació con Blue Velvet (1986), una perturbadora exploración del lado oscuro de una pequeña ciudad estadounidense, que se convirtió en un clásico moderno.
En 1990, revolucionó la televisión con Twin Peaks, una serie que mezcló drama, misterio y elementos sobrenaturales, dejando una marca indeleble en la cultura pop. Aunque la audiencia de la serie disminuyó en su segunda temporada, su legado perduró culminando en una tercera entrega en 2017, que fue aclamada por la crítica.
Entre sus otras películas más destacadas están Wild at Heart (1990), ganadora de la Palma de Oro en Cannes; Mulholland Drive (2001), considerada una de las mejores películas del siglo XXI; y The Straight Story (1999), su obra más conmovedora y accesible.
Más allá del cine: música, pintura y meditación
El talento de Lynch no se limitó a las cámaras. Fue un prolífico pinto, músico experimental y escritor. Su cómic, The Angriest in the World, y sus exposiciones en galerías internacionales reflejaron su capacidad para cruzar fronteras creativas.
Como defensor de la meditación trascendental, fundó la David Lynch Foundation, dedicada a promover esta práctica en comunidades vulnerables.
Reconocimientos y un adiós emotivo
A lo largo de su carrera, Lynch acumuló numerosos premios, como el León de Oro en Valencia y el Óscar honorífico por su trayectoria en 2019.
Lynch deja atrás un legado monumental y una obra que desafió las convenciones, inspiró a generaciones y redefinió el arte audiovisual.
Le sobreviven sus hijos Jennifer, Austin, Lula y Riley, quienes hoy, junto con millones de admiradores, lamentan la pérdida de un hombre que vida con un lente único e inimitable.
MG.