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El horror oculto en Teuchitlán: el macabro hallazgo en el Rancho Izaguirre

El descubrimiento de crematorios clandestinos en el Rancho Izaguirre, en Teuchitlán, Jalisco, ha sacudido a la opinión pública y revelado una operación de exterminio atribuida al Cártel de Jalisco Nueva Generación (CJNG).

El macabro hallazgo, realizado por el colectivo Guerreros Buscadores de Jalisco, exhibe el horror que envuelve a las desapariciones en la región y las brutales prácticas del crimen organizado.

Un sitio de terror

El pasado 5 de marzo, tras recibir una llamada anónima, el colectivo ingresó al predio y descubrió tres hornos crematorios clandestinos, así como una gran cantidad de fragmentos óseos calcinados, más de 400 prendas de vestir, 200 pares de zapatos, mochilas, carteras, maletas, identificaciones y otros objetos personales. También encontraron evidencias de ejecuciones: 96 casquillos percutidos, cargadores y chalecos tácticos con signos de exposición térmica.

El Rancho Izaguirre, que se extiende por casi 10 hectáreas, ya había sido intervenido por las autoridades en septiembre 2024, cuando tras un enfrentamiento fueron detenidas diez personas armadas y se rescató a dos secuestrados. Sin embargo, pese haber quedado bajo resguardo de la Fiscalía del Estado, los precintos fueron removidos y el lugar quedó nuevamente vulnerable.

La carta de Eduardo Lerma Nito

Entre las pertenencias encontradas, una carta manuscrita conmovió a la opinión pública. Firmada por Eduardo Lerma Nito, el mensaje decía: “Mi amor, si algún día ya no regreso, solo te pido que recuerdes lo mucho que te amo. Y digas: ‘se me fue mi enojón, berrinchón y celoso”.

El hallazgo generó una ola de especulaciones en redes sociales, pues Eduardo Lerma Nito había sido reportado como desaparecido en febrero de 2024 en San Juan de los Lagos. Trabajaba en una sucursal de Farmacias Guadalajara y fue visto por última vez el 26 de febrero al salir de su empleo.

Aunque la viralización de su caso despertó preocupación, el colectivo Guerreros Buscadores confirmó que Lerma Nito había sido localizado con vida y reunido con su familia en octubre de 2024. Sin embargo, su ficha de desaparición sigue activa en registros oficiales, lo que ha generado dudas sobre la actualización de las bases de datos gubernamentales.

La “escuelita del terror”

Testimonios recopilados por colectivos de búsqueda sugieren que muchos jóvenes fueron llevados a rancho Izaguirre mediante falsas ofertas de trabajo, solo para ser sometidos a un brutal adiestramiento por el CJNG.

Según el testimonio de un sobreviviente, el rancho era un centro de entrenamiento criminal, donde los reclutas eran forzados a pelear entre ellos para demostrar su resistencia. Aquellos que no soportaban las pruebas eran ejecutados y sus cuerpos incinerados en hornos improvisados.

El entrenamiento, según la información recabada, tenía varias fases. Quienes sobrevivían eran enviados a Michoacán o Zacatecas como sicarios, y los más “preparados” eran entrenados por exmilitares colombianos y kaibiles guatemaltecos.

Un infierno oculto a plena vista

El Rancho Izaguirre operó por al menos tres años, convirtiéndose en un epicentro de desapariciones forzadas y ejecuciones. El caso de Eduardo Lerma Nito mostró el horror de este sitio, que sigue revelando el nivel de violencia que permea la región.

Mientras las autoridades continúan investigando, familiares de desaparecidos y colectivos de búsqueda exigen respuestas y justicia para las víctimas de este centro del terror.

 

 

MG.