En uno de los mayores escándalos de abuso infantil en la historia de Francia, el ex cirujano Joel Le Scouarnec, de 74 años, ha admitido su culpabilidad por los 299 casos de agresión sexual de los que se le acusa. La mayoría de sus víctimas eran menores de 15 años.
Durante una audiencia en la ciudad de Vannes, su abogado, Maxime Tessier, confirmó la impactante declaración del acusado. “Le pregunté si reconocía los 299 delitos y respondió que sí”, afirmó el defensor.
El caso expone una década de atrocidades cometidas entre 1989 y 2014 en una docena de hospitales donde Le Scouarnec trabajó. Sus víctimas fueron atacadas en momentos de vulnerabilidad extrema: bajo anestesia o en el proceso de despertar tras cirugías.
Un depredador con bata
Le Scouarnec no solo abusó de pacientes dentro de los hospitales, sino también fuera de ellos. S., una amiga de sus hijos, relató en el tribunal los abusos en la década de 1990. Contó cómo, con solo seis años, fue llevada a una habitación y violada mientras su madre conversaba con la esposa del cirujano en la sala contigua. Semanas después, sufrió otra agresión en el baño de la casa del médico. “Me aproveché de que mis hijos traían amigos a casa para abusar de ellos”, confesó el acusado.
A pesar de haber sido condenado en 2005 por posesión de pornografía infantil, Le Scouarnec continuó ejerciendo la medicina hasta su jubilación en 2017. No fue hasta que un niño de seis años lo denunció que la policía descubrió diarios personales donde describía con detalles cientos de abusos.
“Me destruyó la vida”
Orianne, una de las víctimas, compartió su testimonio con el tribunal. Con 10 años, fue hospitalizada para una apendicitis en 1992. Desde el primer día, el cirujano ordenó que retiraran a la compañera de habitación para dejarla sola. “Me dio unas gotas y dijo que regresaría más tarde para ver si dormía bien”, relató. Pero ella se obligaba a permanecer despierta, pues sabía lo que estaba por suceder.
Los abusos se repitieron varias veces durante su internamiento. Cuando regresó con su familia, intentó contar lo sucedido, pero nadie le creyó. A los 13 años, un ginecólogo descubrió signos de abuso, pero solo preguntó si practicaba deportes. “Nadie me preguntó nunca si había sido víctima de abuso sexual”, lamentó.
Hoy, a punto de cumplir 44 años, Orianne sigue marcada por aquel horror. “Desde que tenía 10 años y medio esto me ha perseguido todos los días”, confesó entre lágrimas.
Un juicio histórico
Le Scouarnec ha intentado minimizar su responsabilidad, afirmando que no recuerda muchos de sus actos, aunque reconoce algunos episodios. Durante el testimonio de Orianne, permaneció impasible, sin mostrar emoción alguna. “Yo era efectivamente la persona que ella describió, el ser despreciable que hizo todo lo posible para entrar repetidamente en su habitación para satisfacer sus impulsos”, admitió. Pidió perdón, pero insistió en que no recuerda nada.
El acta de acusación detalla que 256 de sus víctimas eran menores de 15 años, con edades que iban desde un año hasta los 70.
Este juicio, más allá de buscar justicia para las víctimas, revela las fallas de un sistema que permitió que un depredador operara impunemente durante dos décadas. Ahora, el tribunal decidirá la sentencia de un hombre que usó su posición para perpetrar uno de los más atroces casos de abuso en la historia de Francia.
MG.