Este 21 de marzo se conmemora el 219° aniversario del natalicio de Benito Pablo Juárez García, una de las figuras más trascendentales en la historia de México. Nacido en 1806 en San Pablo Guelatao, Oaxaca, Juárez superó una infancia marcada por la pobreza y la orfandad para convertirse en el líder que sentó las bases de Estado laico y moderno del país.
De origen humilde a la cúpula del poder
Juárez, de origen zapoteco, hablaba exclusivamente su lengua materna hasta que aprendió español con ayuda de su tío. Su inteligencia y perseverancia lo llevaron a estudiar en el Instituto de Ciencias y Artes de Oaxaca, donde se tituló como abogado y posteriormente se desempeñó como maestro de Derecho Romano, Canónico, Civil y Física.
Su carrera política comenzó como regidor del Ayuntamiento de Oaxaca, pasando por cargos como diputado local, juez civil, gobernador de su estado y magistrado interino del Tribunal Superior de Justicia de Oaxaca. En el ámbito nacional, fue ministro de Justicia, presidente de la Suprema Corte y finalmente presidente de México en dos periodos.
Las reformas que transformaron a México
Como presidente, Juárez impulsó las Leyes de Reforma, un conjunto de disposiciones que marcaron la separación entre la Iglesia y el Estado. Entre sus logros destacan la creación del Registro Civil, la libertad de culto y la nacionalización de bienes eclesiásticos.
Su mandato estuvo marcado por desafíos históricos como la Guerra de Reforma y la intervención francesa, que culminó con la imposición de Maximiliano de Habsburgo como emperador. Sin embargo, Juárez resistió y, tras la caída del Segundo Imperio Mexicano, restauró la República en 1867.
Un legado imborrable
Juárez fue reelecto en 1871, pero su gobierno enfrentó fuertes oposiciones, especialmente de Porfirio Díaz. Su intención de mantenerse en el poder generó críticas, aunque su visión de México republicano y soberano sigue siendo su mayor legado.
Falleció el 18 de julio de 1872 en Palacio Nacional, dejando una huella imborrable en la historia del país.
Su memoria es jornada con el emblemático Hemiciclo a Juárez en la Alameda Central de la Ciudad de México y con su máxima frase que sigue vigente hasta nuestros días: “Entre los individuos, como entre las naciones, el respeto al derecho ajeno es la paz”.
MG.