La música que pone a bailar a millones podría estar costándoles caro a sus intérpretes. La administración de Donald Trump ha encendido las alertas contra los artistas que, a través de sus canciones, narran –y en ocasiones glorifican– la vida criminal ligada al narcotráfico. Y ahora, algunos de los nombres más reconocidos del género están en la mira.
En los últimos dos meses y medio, el gobierno estadounidense ha revocado más de 800 visas. Aunque al inicio se trataba principalmente de estudiantes y extranjeros provenientes de países específicos, en las últimas semanas el escrutinio se ha extendido a cantantes de corridos, encendiendo las alarmas en la industria musical.
Una advertencia seria: no más alfombra roja para quienes “enaltecen criminales”
Todo estalló tras la polémica presentación de Los Alegres del Barranco, quienes mostraron imágenes de “El Mencho”, líder del Cártel Jalisco Nueva Generación durante un concierto en Jalisco. El acto fue considerado como un respaldo indirecto a una organización criminal, y el castigo no tardó: el gobierno de EE.UU. les retiró la visa.
“Nos tomamos muy en serio el acceso de extranjeros a nuestro país. No vamos a extender la alfombra roja a quienes enaltecen a criminales y terroristas”, declaró Cristopher Landau, subsecretario estadounidense.
Artistas bajo vigilancia
El golpe no se ha quedado ahí. Voces como Peso Pluma, Natanael Cano, Grupo Firme, Edgardo Núñez, Jr. Salazar y la Barranqueña de Mazatlán se encuentran bajo análisis por parte de las autoridades. De continuar esta política, podrían quedar fuera del mercado estadounidense, uno de los más lucrativos para estos intérpretes.
El periodista Arturo Ángel, quien ha seguido de cerca el caso para Milenio, advierte que el gobierno de Trump está revisando miles de visas adicionales, como parte de una estrategia que busca impedir el ingreso a cualquier persona considerada como una amenaza potencial a la seguridad nacional.
“Las visas son un privilegio, no un derecho”
El Secretario de Estado, Marco Rubio, ha sido tajante: ingresar a Estados Unidos no es un derecho automático. “Es un privilegio que puede ser negado si se considera que alguien representa un riesgo, incluso si ese riesgo es a través de la cultura o el arte”, afirmó.
Esta postura ha provocado una sacudida en la comunidad artística, sobre todo en el género regional mexicano, que en los últimos años ha conquistado escenarios internacionales con los llamados corridos tumbados y narcocorridos.
¿Libertad de expresión o apología del crimen?
El debate está servido. Para algunos, los narcocorridos no son más que un reflejo crudo de la realidad social que vive México y parte de América Latina. Para otros, son una forma peligrosa de normalizar la violencia y enaltecer figuras del crimen organizado.
Lo cierto es que para los artistas, el riesgo es real. Sin visa estadounidense, sus giras, presentaciones y colaboraciones internacionales podrían verse truncadas, afectando su proyección global y sus ingresos de forma contundente.
La industria musical en jaque
La medida también impacta a promotores, sellos discográficos y miles de trabajadores que dependen de los conciertos y giras en Estados Unidos. Y aunque para algunos esta política puede parecer una cruzada moral, para otros es una jugada política con implicaciones culturales profundas.
Mientras tanto, muchos artistas guardan silencio o evitan referirse al tema públicamente. Otros, como Los Alegres del Barranco, ya enfrentan las consecuencias. Y si las adversidades del gobierno estadounidense se mantienen firmes, no será el último grupo en ver cerradas las puertas del norte.
El mensaje es claro: cantar sobre el narco podría salir muy caro.
MG.