Tras el fallecimiento del Papa Francisco, ocurrido este lunes a los 88 años luego de una prolongada complicación respiratoria, el Vaticano ha activado un protocolo milenario: el cónclave, una ceremonia rigurosa y profundamente simbólica en la que se elige al nuevo líder de la iglesia católica.
Este proceso, rodeado de historia, tradición y un gran hermetismo, no solo marca un momento de renovación espiritual, sino que también atrae la atención del mundo entero por su misticismo y el impacto global que representa la elección del próximo Sumo Pontífice.
¿Qué es el cónclave?
La palabra “cónclave” proviene del latín cum clave, que significa “bajo llave”. Y eso es precisamente lo que ocurre: los cardenales con derecho a voto (aquellos menores de 80 años) se encierran en la Capilla Sixtina sin contacto alguno con el exterior, hasta llegar a un acuerdo. No hay teléfonos, ni internet, ni interferencias. Solo ellos, guiados por la oración y el deber.
Paso a paso del proceso
- Asume el camarlengo
Con la muerte del Papa, la autoridad temporal recae en el camarlengo, actualmente el cardenal estadounidense Kevin Farrell, quien organiza las exequias y convoca a los cardenales a Roma.
- Definir la fecha
Los cardenales deberán establecer cuándo iniciará el cónclave, el cual debe realizarse dentro de los 20 días posteriores al inicio oficial del periodo conocido como sede vacante.
- Comienza el aislamiento
En la fecha acordad, se celebra una misa especial “Pro eligiendo Papa”, tras la cual los cardenales ingresan a la Capilla Sixtina cantando el himno “Veni Creator Spiritus”. Luego, se cierran las puertas con la frase “Extra omnes” (fuera todos), y comienza el aislamiento total.
- ¿Quiénes votan?
Actualmente hay 138 cardenales electores provenientes de todos los continentes. La mayoría son europeos (54), seguidos de asiáticos (24), africanos (18), sudamericano (18), norteamericanos (16), y algunos más de Centroamérica y Oceanía.
- El sistema de votación
Se requiere una mayoría de dos tercios para que un cardenal sea elegido Papa. La votación es secreta, y cada purpurado escribe su elección en una papeleta con la frase: “Eligo in summum pontificem” (elijo como sumo pontífice).
- El momento del humo
Tras cada ronda de votación, las papeletas se queman. Si el humo que sale por la chimenea de la Capilla Sixtina es negro, no hay nuevo Papa. Si es blanco, ¡tenemos sucesor!
- La gran pregunta
Cuando finalmente un candidato alcanza la mayoría, se le hace la pregunta clave: “¿Aceptas tu elección como Sumo Pontífice?” Si responde que sí, se le pregunta qué nombre desea tomar como Papa.
- La sala de las lágrimas
Antes de salir al mundo, el nuevo Papa es llevado a una pequeña sacristía donde se viste por primera vez con los ropajes papales. Allí se encuentran preparados trajes de varias tallas, ya que nadie sabe quién será el elegido.
- El anuncio que paraliza al mundo
Desde el balcón de la Basílica de San Pedro, el protodiácono proclama la frase histórica: “Habemus Papam” (Tenemos Papa). Minutos después, el nuevo líder espiritual de más de mil millones de católicos aparece ante los fieles y otorga su primera bendición: Urbi el Orbi (a la ciudad y al mundo).
El mundo observa con atención. Más allá de lo espiritual, el próximo Papa enfrentará una iglesia global en transformación, con nuevos retos, escándalos por resolver y un rebaño que busca guía.
¿Quién será el nuevo rostro del Vaticano? Muy pronto, la historia volverá a escribirse en Roma.
MG.