En un giro inesperado que sacudió a la industria cinematográfica internacional, el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, anunció la imposición de un arancel del 100% a todas las películas producidas fuera del país. El anuncio fue presentado como parte de su estrategia para revitalizar la producción nacional y frenar lo que calificó como una “decadencia acelerada” del cine estadounidense.
Trump va por las producciones extranjeras
Desde la Casa Blanca, el mandatario señaló que países como Reino Unido, Candá y Australia están utilizando incentivos fiscales para atraer producciones hollywoodenses, lo que a su juicio constituye una “amenaza a la seguridad nacional”. Como respuesta, Trump ordenó al Departamento de Comercio y al representante comercial de EE.UU. iniciar el proceso para aplicar esta nueva tarifa.
“¡Queremos películas hechas en EE.UU., otra vez!”, proclamó el presidente, en un mensaje que rápidamente generó reacciones tanto dentro como fuera del país.
Impacto incierto para el streaming y las coproducciones
La medida genera múltiples interrogantes. ¿Afectará también a películas extranjeras en plataformas como Netflix, Amazon Prime o Disney+? ¿Cómo se determinará si una película es verdaderamente estadounidense? En un mundo cinematográfico globalizado, donde muchas producciones son coproducciones internacionales y se filman en múltiples países, los criterios aún no están claros.
Producciones recientes como Barbie, Deadpool & Wolverine y Gladiator II, aunque financiadas por estudios estadounidenses, fueron filmadas mayoritariamente fuera del país, principalmente en Reino Unido. Esto pone en tela de juicio si estas películas también estarían sujetas al nuevo impuesto.
Reino Unido, en alerta por el golpe a su industria
Reino Unido, uno de los principales destinos de rodaje para producciones hollywoodenses, podría ser uno de los países más afectados. En 2024, se invirtieron más de 2,800 millones de dólares en producciones cinematográficas en suelo británico, un 78% más que el año anterior. De esa cifra, el 90% provino de inversiones extranjeras, especialmente de EE.UU.
El sindicato británico Bectu calificó la propuesta como una amenaza directa a los miles de trabajadores autónomos del sector, justo cuando la industria se recupera de los efectos de la pandemia. “El gobierno debe actuar con rapidez para proteger esta fuente vital de empleo y riqueza cultural”, declaro su presidenta, Philippa Childs.
Reacciones internacionales y posible efecto boomerang
Desde Australia y Nueva Zelanda también se alzaron voces críticas. La asociación Screen Producers Australia advirtió que la medida “sacudirá al mundo”, mientras que el gobierno neozelandés anunció que defenderá firmemente su industria audiovisual.
Los analistas señalan que la estrategia de Trump podría tener consecuencias contraproducentes. “Podríamos entrar en una guerra de aranceles culturales”, advirtió Eric Deggans, crítico de cine de NPR, quien no descarta que otros países respondan con medidas similares contra las películas estadounidenses, reduciendo así su rentabilidad internacional.
¿Una cruzada personal?
El anuncio también se enmarca en una estrategia más amplia de Trump para reposicionar a Hollywood como emblema del poder estadounidense. Antes de asumir el cargo, ya había nombrado a figuras como Mel Gibson y Sylvester Stallone como embajadores culturales. Desde entonces, ha insistido en que el cine debe regresar a producir “grandeza americana”.
Sin embargo, el sector aún espera claridad sobre cómo se implementará el arancel, a qué tipo de producciones se aplicará y cuál será su impacto real en una industria ya golpeada por la competencia global y las nuevas dinámicas del entretenimiento global.
Una cosa es segura: con esta decisión Trump ha puesto a Hollywood en el centro de una nueva disputa internacional, esta vez no por premios, sino por tarifas.
MG.