Mientras miles se empujaban en filas interminables, se peleaban por una palomera o la revendían en internet a precios desorbitados, una niña decidió que la verdadera magia de Stitch no estaba en un muñeco de edición limitada, sino en el poder de compartir.
El esperado estreno de la versión live action de Lilo & Stitch en cines mexicanos se convirtió en una escena caótica: largas filas, peleas, reventas de hasta 2,000 pesos y fanáticos desesperados por conseguir la palomera oficial que lanzó Cinépolis, una figura de Stitch dentro de un comportamiento redondo. Pero en medio del desorden, una historia de generosidad infantil logró eclipsar el escándalo.
Leo, un pequeño fanático del personaje azul y valiente guerrero contra el cáncer, soñaba con ver la película y obtener la famosa palomera. El viernes por la mañana, su madre, Lupita Valencia, compartió un video en redes sociales donde se le veía emocionado, vestido con su playera y pantuflas de Stitch, justo antes de someterse a una nueva sesión de quimioterapia. En otro video, se le escucha decir con resignación: “Ya no voy a alcanzar”, mientras continuaba su tratamiento.
La historia se viralizó de inmediato. Cientos de usuarios intentaron ayudar, ofreciendo palomeras, compartiendo el video e incluso insultando a revendedores. Cinemex, competencia directa de Cinépolis, también levantó la mano y prometió regalarle su versión de la palomera a Leo.
Pero la sorpresa llegó de quien menos se esperaba: Matilde, una niña que también había conseguido la preciada palomera, escribió a la familia de Leo para decirles que quería regalársela. Sin cámaras, sin filtros y sin etiquetas de “influencer”, solo con la convicción de que su Stitch le daría más alegría a otro niño.
El encuentro sucedió en Guadalajara, a las afueras de un centro comercial. Matilde, acompañada por sus padres, llegó con su Stitch y algunos regalos más. Al ver a Leo, se lo entregó con una sonrisa tímida. El momento fue grabado por la madre del niño, quien entre lágrimas no podía creer el gesto. La escena enterneció a miles en redes sociales: “Ya no puedo con esta ternura”; “Matilde, tú sí entendiste lo que significa ‘ohana’”, escribieron entre lágrimas muchos usuarios.
Lupita, conmovida, respondió entre los cientos de comentarios: “Yo grabando y llorando a la vez, igual que sus papis. Gracias por tanto”.
En un mundo en el que cada vez es más fácil dejarse llevar por el egoísmo, el consumismo y la prisa, Matilde le recordó a todos que hay gestos que valen más que cualquier edición limitada: la empatía, el cariño desinteresado y el poder de dar sin esperar nada a cambio.
Porque sí, Stitch es adorable. Pero lo que hizo Matilde es verdaderamente inolvidable.
MG.
Gracias por tan hermosa reseña. Soy mamá de Matilde y jamás imaginé que un acto de amor de mi hija impactara a muchas personas. La intención se logró Maty lloró muchísimo antes de ir a entregar la palomera y yo le pregunté lloras por qué no quieres regalar la palomera, a lo que ella me respondió, “no mamá, lloró por que Leo está triste y no entiendo por qué le pasan estas cosas a los niños” de verdad me dejó sin palabras, y quisimos su papá y yo que se sintiera apoyada y confiada de que todo saldría bien. Estuvo muy nerviosa pero fue valiente y desprendida. Ella aún tiene 5 años y cada día nos demuestra a su papá y a mi el gran corazón y empatía que ella posee. Somos afortunados.