Advierte la organización Voces por el Agua, de daños en salud y productos por contaminación generada por la Mina Dos Señores.
La alerta es en serio y preocupante. Pese a la evidencia de contaminación en el Río Pánuco, derivado del derrame de la mina Dos Señores, la Profepa levantó la alerta de polución que había decretado hace varias semanas.
Esto significa que se corre el riesgo de que la contaminación en los sedimentos de los jales afecte el agua en la Presa Picachos, productos agrícolas, camaronicolas y siembras de hortalizas. Además, hay un riesgo evidente de que en Estados Unidos se vete algún producto contaminado con material tóxico de los derrames en las minas, debido a una modificación a las leyes de ingreso de productos en sus fronteras. O más drásticamente, se obligue a cerrar la Picachos y el puerto se quede sin agua.
Ante este panorama, la organización Voces por el Agua advirtió que elevará esta demanda al Congreso del Estado y en la Cámara de Diputados para que modifique reglamentos sobre la Ley de Fomento Minero y la Ley de Equilibrio Ecológico.
Sandra Guido, presidenta de Conselva e integrante de Voces por el Agua, mencionó que aunque los resultados elaborados por investigadores y por la Profepa en los jales de la mina Dos Señores coinciden en que hay presencia de metales pesados, no se explica por qué se levantó la alerta en esta zona.
“Los resultados son similares entre los estudios de investigadores y los de Profepa, la diferencia es en los sedimentos en donde se concentran los materiales pesados y tóxicos, no es lo mismo las muestras en el agua que en el sedimento”, explicó en conferencia de prensa.
“Los resultados realizados por el CIAD y la UNAM demostraron que las concentraciones de metales pesados en el sedimento del Arroyo Las Charcas, son similares tanto en el sitio del Arroyo Las Charcas son similares tanto en el sitio del derrame como a 10km de distancia, lo que contrasta con la aseveración de Profepa que hubo una afectación de sólo 1.5 kilómetros”.
Guido indicó que se realizaron estudios de Geoquímica, Geocronologia por parte de la UNAM, del CIAD y del Instituto Tecnológico de Mazatlan, quienes realizaron muestras “ciegas”.
En el estudio de Hidrociencia se midió la velocidad y la transportación de los sedimentos en los jales de la minera en Pánuco. El resultado fue que los sedimentos se trasladaron 1.1 metros por segundo, por lo que en 24 horas se extendió por un espacio de 96 kilómetros.
“Es una situación grave que la Profepa haya retirado la alerta en el Río Pánuco y en los cuerpos de agua. Elevaremos esta queja hasta la Cámara de Diputados y ante Profepa federal”, remarco.
Minas no son puntales de desarrollo económico: Escutia
Pese a que el Gobierno del Estado considera que el desarrollo de minas significa una opción para el crecimiento económico, la realidad es que hacen más daño que progreso.
Esa es la postura de Sergio Escutia Zúñiga, dirigente de los Acuacultores, quien afirma que las normas o permisos para la instalación de minas en Sinaloa y en México son frágiles y los empresarios operan libremente.
“El Estado cree que las minas aportan al desarrollo económico, la realidad es que contaminan más de lo que se cree. Sabemos de este derrame porque fue grande, pero hay minas que contaminan y no nos damos cuenta los daños ecológicos”, indicó.
“En México estamos muy vulnerable en la instalación de minas, pues no hay una legislación que las regule con más rigor en relación a países de Europa como Alemania o Checoslovaquia”.
Escutia Zúñiga expuso que hay un riesgo latente que los jales se filtren a la Presa Picachos y esta se cierre definitivamente dejando al puerto sin agua.
“Con esta advertencia no queremos ser alarmistas, pero sí decir que tenemos que actuar para prevenir un desastre en el tema de la salud y en lo comercial”, sostuvo.
ANTECEDENTES
En tan sólo dos años, han ocurrido cinco derrames de jales mineros que han afectado ríos y presas en Sinaloa, lo que significa que esta industria tiene una siniestralidad muy elevada. A nivel internacional sólo se documentan dos casos al año.
El primer caso fue el desbordamiento de jales en la mina San José Baciz en enero de 2013. Ahí se derramaron 300 mil toneladas de jales al río Los Remedios, Otaez, Durango, el cual desemboca en la Presa El Comedero, en Cosala. Se registró la mortandad de peces y muerte de cuatro personas en la Presa El Comedero y el colapso en la industria acuicola que generaba mil 500 toneladas y 350 empleos directos.