Opinión y Análisis.- El PRD: la prueba de fuego.

El PRD: la prueba de fuego.
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En esta coyuntura electoral el PRD tuvo un amargo despertar. Desde el 2010, la dirigencia perredista se había montado en la ola de las alianzas que la Ley le permitía. Los repartos de cargos de elección popular se hacían en la mesa de negociaciones y no en las urnas. Ese procedimiento le permitió a ese partido tener diputados locales y regidores sin tener que realizar ningún trabajo político para ser competitivo electoralmente.

Hoy, para esta contienda del 5 de junio, el PRD luce desmantelado, sin estructura y en el peor momento de descrédito entre los electores. En los principales municipios donde se concentran los mayores porcentajes de votos, su presencia es meramente testimonial. El único municipio que se salva de esta debacle es Rosario, pues desde 1995 su votación mínima ha sido de 5 mil votos y las máximas le han permitido ganar solos la presidencia municipal.

Varios factores contribuyeron para el derrumbe político perredista. Enumero algunos: sus principales dirigentes se convirtieron en empleados de segundo y tercer nivel del gobierno estatal; el desgaste y los errores del malovismo los arrastró irremediablemente; se desvincularon por completo de la problemática social y se enfrascaron en pugnas internas.

Isaías Leal Escobosa, dueño del PRD en Mazatlán.
Algunos personajes han afectado severamente el desarrollo político de ese partido. Han antepuesto sus ambiciones personales por encima de los intereses partidarios. Por ejemplo, Isaías Leal Escobosa, ha acaparado la primera posición de las regidurías desde el 2004, año en que su esposa María del Carmen Mendiola fue Regidora ; en el 2007, Isaías Leal fue Regidor; en el 2010 repitió su esposa; y el 2013, Leal Escobosa colocó a su nuera Jaqueline Sahiye Cisneros González. Para la contienda del 2016, de nueva cuenta se registró Isaías Leal como precandidato, llevando como suplente a su esposa. En todos las ocasiones las regidurías las han obtenido por la vía plurinominal, es decir, de regalo.

Con las reformas a la Ley Electoral de Sinaloa, realizadas el pasado mes de julio, todos los partidos, coaligados o no, tendrán que ser votados, es decir, aparecerán sus logos en las boletas y tendrán que obtener como mínimo el 3% de la votación total para tener derecho al financiamiento estatal. Por si fuera poco, al PRD le disputarán los votos de la izquierda el PT, MORENA y Movimiento Ciudadano.

La democracia interna de los partidos: una quimera

La constitución de 1917 creó un ejecutivo extraordinariamente poderoso, y que de allí emanan muchas de las facultades amplias de que goza en México el presidente de la República

sofisticación. Más, todavía, en sociedades autoritarias con fuertes dosis de patrimonialismo. Allí ante la ausencia de contrapesos, el poder se vuelve arrogante, soberbio, déspota e impone por la fuerza sus muy particulares puntos de vista.
Las democracias en todos los países siempre han sido un arreglo de élites con el objetivo frecuente de resolver problemas de legitimidad y garantizar la continuidad del régimen político
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A lo largo de el año 2015, ha sido escenario de una campaña permanente de los aspirantes a las diferentes candidaturas a los diversos cargos de elección popular que estarán en juego. No ha habido Ley que los frene ni árbitro que ponga orden. Desde el momento en que los responsables de aplicar la Ley Electoral son propuestos y palomeados por los diputados, que a su vez emanan de los partidos políticos, difícilmente actuarán contra quienes les tendieron la mano para su designación como funcionarios de los órganos electorales.

Si consideramos que los procedimientos democráticos son el eje en torno al cual giran los procesos de elección de candidatos al interior de los partidos ¿por qué se obstinan los aspirantes de los diferentes institutos políticos en presumir su cercanía con sus dirigentes estatales y nacionales? En el caso de los priistas, no hay un solo pretenso que no presuma imágenes fotográficas con el presidente Peña Nieto.

Otros, muestran “el músculo” haciendo concentraciones de militantes con miras a encarecer sus cartas a la hora de negociaciones con otros partidos. Pero lo cierto, es que en el centro de estos procesos no está la democracia ni los ciudadanos, sino los políticos.

Al interior de los métodos de elección de candidatos se vuelven en meros formulismos para llegar a las candidaturas de “unidad”, que no son otra cosa más que el dedazo que es una distorsión de los procedimientos democráticos y un desdén a la militancia real de los partidos.

Las democracias en todos los países siempre han sido un arreglo de élites con el objetivo frecuente de resolver problemas de legitimidad y garantizar la continuidad del régimen político

En definitiva, el “gobierno de los políticos” es una deformación del sistema representativo que debilita las instituciones públicas, al tiempo que llega a empoderar a personajes sin escrúpulos que manejan la cosa pública a su antojo

Entonces, lo que habría de surgir de ese acuerdo no era el demos (“poder del pueblo”) sino algo que utilizando el dilema de Nun derivaría en el gobierno de los políticos.

Es decir, un gobierno que técnicamente es electo, pero donde a los ciudadanos se les reduce periódicamente a esa tarea. Pasadas las elecciones, es otra cosa. No se le consulta prácticamente en nada.

Y esto permite que los políticos se muevan a sus anchas con una representación venida más que de programas institucionales, del poder del dinero. Haciendo y deshaciendo hasta el desfiguro con las instituciones y el dinero público.

OJO
¿Ese es el menú para el distrito VI? ¿Tan jodido está el restaurante político? Lo cierto es que el monopolio de los partidos no te invita para que elijas, sino para que votes; ellos te imponen a los candidatos y solo buscan tu legitimación ¿hasta cuando vamos a aprender a elegir a nuestros empleados y exigirles que cumplan con su responsabilidad?