En nuestro país existe, bajita la mano, un “ejército” de alrededor de 7 millones de jóvenes que ni trabaja, ni estudian.
Pero no todo es que no quieran estudiar ni trabajar, sino que no existen las posibilidades o las oportunidades que reclaman y las cuales tienen derecho.
Hay una contradicción.
En el mundo laboral en México los patrones, las empresas, piden –en una vacante- jóvenes de entre los 18 y los 25 años, pero les exigen EXPERIENCIA.
¿Pero cómo?
Caramba, cuál experiencia si se supone que van saliendo apenas de la escuela o de la universidad y es su primer contacto con el mundo del trabajo remunerado.
Creo que ahí andamos mal. Los empleadores deben de modificar ese punto y modificarse en alguna cláusula la Ley Federal del Trabajo.
De los 34 países de la OCDE (Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico) a la cual pertenecemos, ocupamos el tercer lugar en número de “ninis”.
Desde hace 10 años, esta tendencia no se ha modificado. Se mantiene.
El 24.7% de los jóvenes mexicanos de entre los 15 y los 29 años de edad, ni estudian ni trabajan.
¿Qué están haciendo?
Si queremos que nuestros chavos no “tuerzan” su camino, que no se conviertan en delincuentes o carne de cañón de la delincuencia organizada, tenemos que brindarles esa primera oportunidad de trabajo.
Si deseamos que los chavos se sigan preparando a través del estudio y aspirar a tener mejor ciudadanos y un mejor país, es obligación del estado, darles esa oportunidad de seguir estudiar y luego abrirles el espacio al trabajo.
Digo, si no queremos seguir ocupando los primeros lugares en el ranking mundial como país productor de gente sin oficio ni beneficio.
Hasta mañana.