Pleito diplomático: Argentina pide explicaciones a Rusia por el “hallazgo petrolero del siglo” en la Antártica

El Gobierno de Javier Milei ve que una zona de la Antártica se habría manipulado aún cuando solo hay permisos de fines científicos.

En medio de un clima de tensión diplomática, la Cancillería argentina pedirá una explicación formal a Rusia por el descubrimiento de Moscú de un yacimiento en la Antártica que fue considerado como “el hallazgo petrolero del siglo” ya que contiene reservas por unos 511,000 millones de barriles de crudo o el equivalente a al doble del petróleo de Arabia Saudita.

El descubrimiento petrolero de Rusia en la zona empezó en 2020 y recién se dio a conocer ahora en un debate del Parlamento británico ya que el hallazgo se encuentra en una zona donde la explotación está prohibida.

No sólo esto: hay dudas en el ambiente diplomático sobre las eventuales alteraciones medioambientales y el conflicto diplomático que ello genera ya que se trata del área antártica en disputa por Chile, Argentina y el Reino Unido.

Según confirmaron a el diario argentino El Cronista, fuentes calificadas del Gobierno, la canciller Diana Mondino y la secretaria de Asuntos de Malvinas y la Antártida, Paola Di Chiaro, pidieron una explicación informal por medio del embajador argentino Enrique Ignacio Ferrer Vieyra. Pero la respuesta fue tan vaga y escueta que ahora la administración de Javier Milei exigirá una explicación formal detallada.

El interés de la Argentina por conocer los “detalles fundamentados” de una eventual exploración científica no es un capricho diplomático. Es que la Antártida está protegida por el Tratado Antártico de 1959 y está definido como un continente dedicado a la paz y la ciencia, por lo que está prohibido cualquier tipo de explotación petrolera.

Por otra parte, el gobierno de Argentina informó que la semana que viene cuando se desarrolle en la India la cumbre de países para debatir el futuro del Tratado Antártico dio instrucciones precisas al director de Antártida de la Cancillería para que ponga sobre la mesa este debate.

Fuente: El Economista