– La crisis interna de su partido es resultado de su falta de capacidad para construir acuerdos.
– En vez de desvirtuar la realidad nacional que demuestre su exagerado enriquecimiento personal, señala la diputada.
En vez de desvirtuar la realidad nacional y el esfuerzo que hacen sus compañeros legisladores en la Cámara de Diputados, Ricardo Anaya debe de aclarar de donde surge el exagerado enriquecimiento personal y familiar, cuyo crecimiento ha sido desmedido en seis años, señala la diputada Maribel Chollet Morán.
Calificó al dirigente nacional del PAN de ser una persona que por su falta de liderazgo y capacidad para dialogar y construir acuerdos ha sumido a su propio partido en una crisis y división interna.
“Es un oportunista de la política, de memoria corta y cola muy larga; una persona soberbia y protagónica que no ha estado a la altura de su encargo”.
Chollet Morán comenta que hoy, a Ricardo Anaya, se le olvida que en su momento, tanto él como toda su bancada avalaron el nombramiento de Raúl Cervantes Andrade como Procurador General y el transitorio que hablaba de su pase a la Fiscalía; por lo que aprovecha el tema para generar una cortina de humo acerca de la noticia que realmente interesa a los mexicanos como es la procedencia de su enriquecimiento desmedido.
Considero que el poder Legislativo no puede ser rehén de un soberbio y patético dirigente, como lo es Ricardo Anaya, quien incluso de manera oportunista usurpa pretensiones políticas con la intención de legitimar su aspiración pisoteando y atropellando el derecho de otros militantes de su partido y pretendiendo engañar a la opinión pública generando cortinas de humo.
“En relación al tema legislativo tendrá que imponerse la razón, el dialogo y el acuerdo que permita transitar a la construcción de un poder legislativo fuerte donde impere el honor al trabajo político, dialogo respetuoso y la ética parlamentaria que todos estamos obligados a llevar para beneficio de los mexicanos”.
Para finalizar, Maribel Chollet enfatizó que los mexicanos exigimos transparencia –no una transparencia a modo como la pretendida por Ricardo Anaya- y en tal virtud debe de rendir cuentas y aclarar de donde han salido los recursos que le permiten vivir en total descaro y opulencia, lo cual contrasta con su tiempo de desempeño en el servicio público.
