“El Día después de Mañana”

Por Manuel Cárdenas Fonseca

“Renovación moral de la sociedad recargada”

“No hay plazo que no se cumpla, ni deuda que no se pague”. Finalmente, después de un largo periodo de un gobierno oficial más preocupado de administrar su salida y el control de daños y de un Presidente Electo que venía imponiendo la agenda nacional, se dio la asunción al poder, formal, legal, de Andrés Manuel López Obrador como Presidente Constitucional de los Estados Unidos Mexicanos.

Durante meses asistimos a un inédito juego político en nuestro país, que más que una transición ordenada pareció una entrega anticipada. El gobierno saliente sólo intentó minimizar los costos y los daños manteniendo un bajo perfil, mientras el gobierno por entrar aprovechó la oportunidad para medir fuerzas con los diferentes actores económicos, políticos y sociales, ensayar propuestas y medir el impacto de las acciones que pretende llevar a cabo.

Enrique Peña Nieto cumplió hasta el último segundo su compromiso de trasmitir el poder en “Santa Paz” dentro de lo posible y, algunos criticaron su conducta de por qué se quedó a escuchar el mensaje del Presidente entrante cuando ya había recibido desencuentros como aquél de la “reforma educativa” escuchando, en este discurso, severas críticas a su gestión y lo que Andrés Manuel planteó que Enrique representa, pero el presidente saliente debía garantizar su compromiso y, con su presencia hasta el final, evitó que la bancada del PRI se saliera de sus cabales con el discurso del Presidente Andrés Manuel y ello dio tránsito a una sesión aceptablemente tranquila.

Sin dudas, este fue un ejercicio muy útil para el gobierno entrante, ya que le permitió ir tomando el “pulso” nacional e internacional, sin costos directos, sin sujeciones y sin asumir compromisos como gobierno. Gobernar desde la Tribuna y no en el estrado, considero les pudo generar una buena rentabilidad y les permitió, en la medida de sus capacidades, ajustar propuestas y adecuar acciones de gobierno-

Claro, en este proceso no podía faltar “el prietito en el arroz”; aquellos que envalentonados y amparados en una victoria no propia, se han lanzado al “ruedo” sin capote, haciendo declaraciones y propuestas legislativas sin sentido y sin futuro. Tal parece que desconocen que ganar en política no se trata de imponer ocurrencias, ni otorga “licencia para matar”, sino que por el contrario impone serias responsabilidades. Más vale que volteen al pasado para que no cometan los mismos errores que sus predecesores.

Sin embargo, en una somera revisión al discurso y los “símbolos”, el Presidente López Obrador deja de lado desarrollar su federalismo, y manda mensaje de reclamo/exigencia directo a quienes han agotado la renta nacional y, en un acto posterior, se hinca ante los pueblos originarios/indígenas, demostrándoles a los poderosos económicamente que, en estos pueblos que busca reivindicar, está gran parte de su fortaleza y poder.

Simplemente, más allá de pronunciarse contra el “Fracking” y los transgénicos, les recuerda que con los pueblos originarios hay que ir con cuidado y respetando sus derechos lo que pone en un aprieto muchas inversiones y medidas de gobierno y, como muestra reciente, está el criterio del Ministro de la Corte, Alfredo Gutiérrez Ortíz Mena, en el sentido que se violentó el derecho de aquellos al no consultárseles respecto de la ahora muerta “Ley de Seguridad Interior”, o bien el gasoducto de “Transcanada”, o la suspensión de la planta de fertilizantes construyéndose con severas violaciones a la ley en el sitio Ramsar Bahía de Topolobampo Ohuira, que cuenta con suspensión provisional a favor de los pueblos originarios.

Después del “apocalipsis” de corrupción, impunidad e inseguridad que ha vivido nuestro país, y que Miguel de la Madrid advirtió en su lema de campaña “Renovación Moral de la Sociedad” que empezó y terminó en un gatopardismo que empeoró todo al sólo “castigar” a burócratas y no a particulares que bajo el manto de la actividad empresarial robaron y roban a destajo, viene “el no robarás, no mentirás” y así, el día después de mañana se ve con fundada esperanza, con optimismo y buen ánimo, pero también se da en un entorno de especulaciones, incertidumbre y hasta descalificaciones. Las dudas no comienzan a despejarse antes por el contrario se incrementan en estos primeros 6 días de gobierno.

Ya secretarios de Estado que enfrentan organismos autónomos constitucionalmente, ya una ley de remuneraciones combatida judicialmente, ya toma de decisiones de funcionarios aún no ratificados y por tanto no perfeccionado su nombramiento y por tanto sin facultades pero tomando decisiones que de suyo traen vicio de origen y podrán ser combatidas por ilegales, etcétera.

Lo cierto es que el escenario de donde parte el nuevo gobierno, a pesar de la animosidad, también presenta nubarrones de diversa índole. Las expectativas de amplios sectores de la población son muy altas y el gobierno deberá comenzar a dar resultados en el corto plazo para evitar la decepción y el desencanto, pero ahí también surge el tema de la revocación de mandato, impregnada de un olfato político en la línea del tiempo para aparecer en la boleta electoral en el 2021 pues saben que ni la remodelación de la casa propia se arregla al gusto en dos años, y el presidente López Obrador querrá dar el gran zarpazo con su legislatura y no con una actual que es una mezcla de varios ajonjolíes que no de todos los moles.

A pesar de la estabilidad económica, el comportamiento negativo de los mercados y del tipo de cambio (que muchos atribuyen en buena medida a los anuncios de diversos miembros de Morena y del gobierno entrante) se sigue sembrando duda y desconfianza.

Si antes tenían duda de los “con quién”, encontrados éstos, ahora no dan con “los cómo”.

Las equívocas proyecciones como el costo del cambio fiscal en la frontera norte ya causó primera baja vestida de promoción, pero las cuentas tampoco les saldrán por lo que causará dicha medida en el tiempo y las prácticas que provocarán en las actividades comerciales, de servicios y productivas.

Por supuesto que hay señales muy alentadoras y favorables como las declaraciones del Secretario de Hacienda no ratificado (“híjole”) de conducir la economía con responsabilidad y sin sobresaltos, aunque se le caerá y muy fuerte la recaudación y se incrementará el contrabando y los propios mensajes de Andrés Manuel López Obrador de garantizar las inversiones productivas y el buen desarrollo del país pero habrá que ver con que dineros.

Alientan también el cambio de comportamientos y actitudes en diversos sectores como en el Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación, en donde se está alentando un nuevo sindicalismo, con el voto individual, universal, secreto y directo de sus dirigentes y la construcción de una relación respetuosa e independiente con el gobierno. Si esto se hace una realidad, estaremos asistiendo a una verdadera transformación del sindicalismo mexicano pero, ojo, están dejando de lado a la otra burocracia de las diferentes dependencias y su órgano cúpula (FSTSE) que conserva las más antiguas y truculentas formas ¿Será que a esta burocracia le dejan permiso para matar?

Lo que sí no deja de sorprenderme, es la ausencia de voces críticas, informadas y razonables en los medios de comunicación, o en los partidos políticos, valga, en las organizaciones de la sociedad. Lo poco que se escucha son descalificaciones sin fundamento y sin propuestas serias.

En la siguiente entrega trataré del comportamiento de diversos “liderazgos” en partidos políticos, organismos empresariales y uno que otro colado sin dejar de lado a las “gloriosas” fuerzas armadas, gobernadores y los así llamados vulgarmente y despectivamente “súper delegados”.

¡Muchas gracias y sean felices!
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