“Comentarios sobre Fortalezas y Amenazas Externas”

Por Manuel Cárdenas Fonseca 

En este tiempo en que la única certeza es que estamos a expensas de las diferencias entre las grandes potencias y sus pleitos financieros, comerciales, bélicos y de monedas, debemos movernos de nuestra zona de riesgo o de “comfort” reorientando los esfuerzos y conductas para agregarnos valor en lo individual y colectivo y saber ser consumidores responsables de lo público y lo privado, consumidores exigentes ante nuestros proveedores de bienes y servicios (públicos y privados) y más selectivos.

Nuestro país se debate entre sus problemas internos que son muchos: Ausencia de estado de derecho, inseguridad y violencia, impunidad y corrupción, pobreza y clientelismo, migración, feminicidios, desapariciones forzadas, enfermedades crónico degenerativas sumadas a obesidad infantil y de adultos y la lista podría seguir y, todo ello se enfrenta, en el día a día, por una sociedad que se resiste a cambiar sus hábitos y costumbres con grandes segmentos de la población que poco hace por agregarse valor en su individualidad y que no pretende verse como la causa de muchos males de los cuales se queja culpando de todo, hasta de su individual proclividad a la corrupción, al gobierno.

Pero veamos las fortalezas de un pueblo en los más altos índices de felicidad cuando se le compara con otras naciones: 

Somos cerca de 130 millones de consumidores y nuestra cadena productiva está íntimamente ligada a la demanda de nuestros productos, bienes y servicios por los consumidores de Estados Unidos de América, lo que implica que los vecinos podrán apretar pero no ahorcarnos y tenemos que saber aplicarles la técnica del Judo o Yudo que es utilizar la fuerza del oponente en beneficio propio.

Al ser muy altos los porcentajes de integración de la manufactura y ensamble que proviene de muchos países tenemos la gran oportunidad de lograr, ahora sí, sustituir con piezas o tecnología mexicana el porcentaje aludido y dejar de ser armadores de “rompecabezas” lo que sólo nos deja mano de obra barata y bajos ingresos, hago énfasis, aquí hay una gran oportunidad.

Si avanzamos en ser cada día mejores consumidores y lo hacemos de forma más responsable podremos entender que nutricionalmente tenemos muchísimas ventajas sobre otras sociedades pues nuestro clima y suelo producen alimentos que nutricionalmente son, con mucho, mejores que los productos chatarra y frituras que les consumimos a marcas extranjeras y nos generan enfermedades crónico degenerativas y obesidad, lo que, a su vez, aunado a bebidas gaseosas o energizantes, además de darnos al traste con nuestra calidad de vida, agota las posibilidades económicas individuales y del gasto público al generar un sistema de salud costosísimo que sólo enriquece al infinito a los extranjeros y empobrece al Estado al distraer gran parte del gasto en la salud de los mexicanos.

Nuestro bono demográfico nos pone en otra oportunidad si realmente cambiamos el modelo educativo y entendemos que la lectoescritura, las matemáticas, las tecnologías de la información, la inteligencia artificial, la ingeniería en sus variables, medicina y biotecnología son las oportunidades del futuro de las nuevas generaciones y debemos dejar de lado la basta, excesiva oferta en licenciaturas como ciencias de la comunicación, abogacía, economía, y otras del área de humanidades.

Y el tema da para mucho cuando las decisiones de otras naciones nos trasladan sus costes por sus guerras comerciales, de servicios financieros, o simplemente la guerra cambiaria entre monedas.

Así que industrias como el turismo, la infraestructura productiva y el sector terciario deben, conjuntamente con el tema educativo, sufrir un cambio drástico para poder acompañar de mejor manera y más productiva la explotación de nuestro potencial humano y riquezas naturales que incluye a la pesca y el campo.

Pero nada de ello será posible en forma destacada si no entendemos que debemos vivir respetando la ley y dejar de ser proclives a beneficiar a extranjeros que, en su mayoría, sólo ven por cómo explotar más nuestro mercado, así los bancos (debe darse una nueva reforma al servicio de banca y crédito para no estar en manos de bancos con capital 100 extranjero); la explotación minera y de nuestros recursos naturales debe acompañarse de reglas espejo contra nuestros principales socios comerciales (Estados Unidos, Canadá y Alemania) pues vienen e invierten en México en formas tales que en sus países, esos países, está prohibido por el daño al medio ambiente a las comunidades y a las personas; los porcentajes de integración nacional en la industria automotriz deben incrementarse.

Y, efectivamente, debemos lograr combatir la impunidad y la corrupción, la violencia generalizada así estos flagelos estén presentes en países que, a pesar de meter a la cárcel a presidentes, ex presidentes, empresarios del más grande tamaño, militares, cuerpos de seguridad, la siguen teniendo pero, eso sí, en niveles mucho pero mucho más bajos que en nuestro suelo patrio, así que hay que saber denunciar a estos delincuentes incrustados en todos los niveles de la actividad empresarial o gubernamental y que, desde las “cabezas”, por ser ellas las que se llevan el mayor porcentaje de las ganancias, promueven cadenas humanas que se llevan las migajas, la cárcel o la vida.

Se dice que nunca es tarde para empezar y es momento propicio para dar el gran salto, si nosotros los mexicanos respetamos lo que allende nuestras fronteras hacen con su vida, es tiempo de que aquellos respeten lo que nosotros decidamos. Que no les de coraje a los extranjeros si nosotros hacemos lo propio y, si les da, inclusive ataque de cólera, habremos de saber darles passiflorine y expliquemos que su actitud genera más daño que beneficio.

¡Muchas gracias y sean felices!

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