GREENWASHING: EL ECOENGAÑO DE LAS EMPRESAS

Hace tiempo platicábamos con un familiar muy querido -de la generación baby boomer-, quien a pesar de costarle mucho trabajo entender la importancia del cuidado del medio ambiente a través de los hábitos de consumo, si respeta las decisiones y estilo de vida alternativo que hemos elegido,  y bueno, al tratar de seguirnos el rollo, nos dice muy emocionado: “Miren, compramos vasos ecológicos, ¡son de papel! Eso si, ¡están carísimos!, cuesta $10 pesos el vasito, pero por lo menos estamos apoyando el medio ambiente.”

Por un instante me quedé callada y sin expresión facial. Lo que estaba pasando es que  mi mente estaba generando a mil por hora los pros y los contras de dos opciones: felicitarlo por lo que el creía era una “buena” acción y dejar el tema por la paz o decir la verdad.

¿Adivina cuál opción ganó?  Simplemente le dije: “Caíste en la trampa del greenwashing.”

¿El qué? – fue lo que me respondió.

¿Qué es?

El greenwashing se traduce literalmente como “lavado verde” y se refiere a una estrategia engañosa de mercadotecnia que usan algunas empresas para “limpiar” su imagen y hacer parecer que sus productos son amigables con el medio ambiente o que la empresa sigue prácticas sustentables…. cuando no es así. Es solo un truco publicitario.

¿Qué tiene de malo?

Parte de la problemática radica en que :

Los consumidores siguen comprando los mismos productos dañinos para la salud y el medio ambiente, a las mismas grandes marcas y empresas que acaparan el mercado, pero ahora creyendo que están haciendo un bien al planeta (pero la única que obtiene un “bien” es la empresa, al tener más ventas por promocionarse como “sustentable”).

De hecho, en algunos ocasiones le suben el precio a estos productos para que el consumidor crea que si hay desarrollo e innovación, cuando la realidad es que es mínimo el compromiso y las acciones reales que estas empresas hacen en pro del medio ambiente, comparado con la capacidad de recursos, capacidad y ventas que tienen.

Por otro lado, la situación del “engaño ecológico” causa confusión y desconfianza en el consumidor, por lo que a este le resulta más difícil saber en quien confiar y poder discernir las empresas con un compromiso real con el medio ambiente, de las que no.

Te explico con un ejemplo:

Coca-Cola

Esta empresa que tiene presencia prácticamente en todo el mundo, tiene un valor de 56,894 millones de dólares (en 2020).  La Industria Mexicana de Coca-Cola (IMCC) creó la planta de reciclaje de PET más grande del mundo, en la que reciclan 50,000 toneladas de PET al año, transformando esos envases en nuevos para SUS bebidas (huele a negocio redondo, ¿no?) y así poder usar como argumento el que sus envases están hechos de material reciclado (pero sigue siendo plástico de un solo uso). Y parte de su bandera ambientalista es “Actuamos para crear un futuro más sostenible y compartido con todos” y también “6 de cada 10 botellas se recuperan para su reciclaje”. Y ¿qué pasa con las otras 4? Probablemente sean las que me encuentro tiradas en la calle y en su camino al mar, cada que salgo de casa.

También, no se si recuerdas que hace algunos años lanzaron el producto Coca Cola life, en el que cambiaron el rojo característico de la marca, por el verde en sus envases y promovían las bajas calorías al mezclar stevia y azúcar… Pero seguía siendo un producto sin nutrientes, azucarado, ultraprocesado y contenido en envases de un solo uso.

De hecho, Coca Cola ha sido nombrada la empresa con la mayor huella plástica en la tierra desde el 2018,  por la organización Break Free From Plastic, con 2.9 millones de toneladas de envases de plástico producidas anualmente. Por eso, ante este nivel de producción masiva de plástico y los graves efectos que tiene en el planeta, son insuficientes las acciones y el compromiso de la empresa… Reciclar no es suficiente.

La situación peliaguda es que Coca Cola (así como las demás grandes marcas) tienen en sus manos el poder de erradicar el plástico (y demás envases y empaques de un solo) de sus productos , así como lo hacían antes, con retornables de vidrio, por ejemplo. Pero deciden no hacerlo, “porque la gente todavía las quiere”, dijo en alguna ocasión la jefa del área de sustentabilidad de la empresa.

Hago énfasis en la palabra “deciden”, ya que reitero, la empresa tiene alternativas, recursos, capacidad y el poder de hacer un cambio real que evitaría el gran impacto negativo que tienen sus productos, envases y empaques en el medio ambiente -y la salud humana-.

¿Cómo  se puede identificar?

Algunas palabras que se utilizan mucho en la práctica del greenwashing son:

“biodegradable”, “natural”, “ecológico”,  “eco”, “orgánico”, “green”, “verde”, “más del tanto % natural”, “reciclable”, “BPA-free”, “compostable”…

También, recurren a palabras o frases ambiguas o sospechosas o que no se pueden comprobar, ya que no tienen la certificación o las pruebas que lo avalen; resaltan alguna cualidad ecológica para esconder los ingredientes o efectos perjudiciales; entre otros.

Además, en muchas ocasiones utilizan excesivamente el color verde, imágenes de la naturaleza o imágenes confusas que se pueden prestar a diversas interpretaciones.

Para darle mayor especificidad al asunto, te comparto unos ejemplos muy comunes:

Jabón lavatrastes “con ingredientes biodegradables”

Biodegradable se refiere a cualquier sustancia o material que pueda descomponerse en elementos químicos naturales por la acción de agentes biológicos, como el sol, el agua, las bacterias, las plantas o los animales… La problemática radica en el tiempo que tarda en degradarse.

Ah! Qué chido que estén usando ingredientes biodegradables…

1. ¿No se supone que siempre deberían haber usado ingredientes biodegradables?  Desafortunadamente la gran mayoría de los detergentes, lavatrastes, limpiadores, etc. que encuentras en los supermercados no son biodegradables y contienen químicos nocivos que contaminan los cuerpos de agua y el medio ambiente ( y son dañinos para tu salud).

2. Por incluir ingredientes biodegradables no significa que los demás ingredientes, la fórmula, el producto final sean realmente amigables con el medio ambiente. Si así lo fuera, muy probablemente lo anunciarían en letras grandes en el envase.

3.Si te fijas en la foto, utilizan mucho el color verde, la imagen de fondo es una hoja, resaltan la palabra “biodegradables”, incluyen estratégicamente el símbolo de reciclaje.

4. Su envase sigue siendo de plástico. Sí, es reciclable, pero el hecho que lo sea no garantiza que se llegue a reciclar (como el caso de Coca Cola que mencioné anteriormente).

5. Ese producto pertenece a una de las empresas más grandes del mundo, ¿te has fijado toda la gama de productos que manejan? En su mayoría son productos y envases contaminantes. Además, la empresa no está avalada como cruelty free -libre de crueldad animal, lo que significa que la empresa o alguno de sus proveedores aun sigue haciendo pruebas en animales (o ¿acaso ves alguna etiqueta o certificación que mencione que lo es? No, y vaya que a estas empresas les encantan los sellos  y las certificaciones).

Lo que se traduce en que sus valores y prácticas no son tan sustentables como su publicidad comunica.

Entonces, ¿qué puedo usar para la limpieza del hogar?

Productos simples, biodegradables, de marcas locales o nacionales, ya sea en versión solida (sin empaques) o a granel (o por lo menos con el envase reutilizable o reciclable),  hechos con ingredientes que no afectan ni tu salud ni la del medio ambiente, no probados en animales, sin ingredientes de origen animal… Ya se, parece utopía, pero son una realidad. Algunos ejemplos son:

jabón García  (elaborado con brea de pino y aceite de coco)

jabón Floreena para trastes (elaborado a partir de aceites vegetales reciclados)

bicarbonato de sodio

vinagre

Bolsas para la basura “compostables”

Todos los materiales compostables son biodegradables, la diferencia es que se degradan en un menor tiempo y en condiciones adecaudas, y además se convierten en abono o compost.

¡Wow! Bolsas para la basura compostables…

Peeeero en compostaje industrial (si lees las letras pequeñas), esto quiere decir que si quieres compostarla en tu casa no puedes, ya que se requieren de condiciones especiales generadas en esas instalaciones para que ese producto realmente pueda biodegradarse.

Generalmente utilizan el color verde y resaltan la palabra “compostable” “biodegradable” o “reciclable” para que creas que estás actuando a favor del medio ambiente al comprar esa bolsa. 

Y sí, pudiera ser que esa bolsa sea “menos dañina” para el medio ambiente que una de plástico hecha de petróleo, pero aun así sigue siendo desechable, por lo que se sigue perpetuando el modelo económico lineal, basado en “extraer, producir, usar y tirar”. 

Y si, también muchas bolsas de ese tipo muestran las certificaciones de compostabilidad, indican el tiempo estimado de “biodegradabilidad”,  etc., pero,  a fin de cuentas, cuando termines de usarla no acabará en una planta de compostaje industrial, ya que no son muy comunes (no sabemos si en México exista alguna); por lo que acabará en el vertedero o relleno sanitario convertida en basura, no en compost, y donde además, no se biodegradará.

Todo esto genera mucha confusión en los consumidores, ya que este tipo de malas prácticas  sucede con casi todas las bolsas de un solo uso “ecológicas”, las cuales están incorporándose rápida y masivamente en el mercado, para cubrir una falsa necesidad, al comenzar a “prohibir” las bolsas de plástico “tradicionales” de recursos fósiles . Los gobiernos, generalmente apoyados e impulsados por la industria y las empresas, implementan este tipo de legislaciones como una solución falsa a las múltiples crisis, como la de la basura, la de contaminación por plástico, la ecológica, la climática… para seguir ganando dinero a costa de los consumidores y el planeta.

Entonces, ¿qué puedo usar en lugar de bolsa de basura?

Reutilizar algún residuo que ya hayas generado (por ejemplo, puedes forrar el bote de basura con un periódico viejo).

Separar tus residuos en orgánicos e inorgánicos, de esta forma los residuos orgánicos no generaran ese “caldito” (es un tipo de lixiviado) que sueltan estos residuos al descomponerse y fermentarse, mezclado con los demás residuos, por lo cual no necesitarás una bolsa de plástico. Los residuos orgánicos compóstalos. Los residuos inorgánicos reutilízalos o recíclalos.

Y para el postre, el caso de greenwashing que motivó a escribir este post:

Vasos de papel “biodegradables”

¿Has notado cómo los vasos de papel se han puesto tan de moda? Los anuncian como la opción “ecológica” de los vasos desechables,  y como el papel es biodegradable, reciclable y compostable, entonces está super bien, ¿verdad?

Sí, como slogan de mercadotecnia. No, para el planeta.

Por ejemplo, salvo que se indique que es papel reciclado, entonces se utilizó materia prima nueva para producirlos, es decir, se tuvieron que talar árboles para producirlos y para que pudieras usar ese vasito “inofensivo” por unos minutitos. Ese arbolito que talaron contribuía a capturar dióxido de carbono y producir oxígeno (ese elemento, así casual, que respiramos para poder vivir) , era hogar de aves y fauna diversa, servía de sombra para otros animales, entre otros.

Bueno, bueno, pero el papel es compostable, ¿no? Por lo menos no terminará en la basura.

Que sea compostable no significa que se vaya a compostar. Además, el material de muchos vasos de este tipo no es solo papel, sino también plástico, usado como recubrimiento interior, por lo tanto, no se puede compostar completamente en casa (ya hicimos la prueba, checa los resultados en este post). Y lo que tampoco se puede compostar, es la bolsa de plástico en la que la mayoría de este tipo de vasos vienen empacados.

Bueno, pero por lo menos es mejor que el vaso desechable sea de papel que de plástico, ¿no?

a) si

b) no

c) depende

d) todas los anteriores

Cualquier que sea la respuesta, el problema sigue siendo que es DESECHABLE, y unos minutos en nuestras manos no justifican todos los recursos que se necesitaron para hacerlo ni el impacto que tiene en el ambiente.

Entonces, ¿qué puedo usar en lugar del vasito de papel?

¡Cualquier contenedor reutilizable! Un termo, un vaso, una taza, ¡lo que tengas! que puedas traer contigo a donde vayas. Estas opciones nos ayudan a demandar menos recursos y  productos, y a generar menos residuos. Recuerda que el mejor residuo es el que no se genera.

Entonces, ¿verdad que de ecológico no tiene mucho?

¿Qué podemos hacer?

Como consumidores responsables podemos:

Evitar los supermercados, están inundados de casos de greenwashing.

Evitar los productos de un solo uso y sustituirlos por reutilizables.

Comenzar a hacer nuestros propios productos de uso cotidiano en casa utilizando ingredientes simples y naturales.

Leer etiquetas y “entre líneas” para detectar estas malas prácticas y dejar de consumir mentiras.

Investigar, si tenemos dudas, sospecha o desconocemos sobre alguna marca, producto, ingredientes o certificaciones. Cuestionar lo que las empresas nos dicen y muestran, porque si como consumidores no estamos informados, hay una probabilidad muy alta que caigamos en esos juegos sucios de las empresas.

Elegir consumir solo lo necesario; a granel; con retornables y reutilizables; productos sólidos, simples y sin empaques.

Elegir consumir lo más local posible, de pequeños emprendimientos, productores o proveedores que sepas que si tienen un compromiso real con la sostenibilidad y que sus productos si son amigables con el medio ambiente y con la salud del consumidor. 

¿Qué otro caso de greenwashing te ha tocado ver?  Cuéntanos en los comentarios para ayudar a que más personas conozcan estos “engaños ecológicos” de las empresas y evitar caer en ellos.

Fuente:

Por: Carolina Vargas Rubio ♡ laperronalife.com ∙ hola@laperronalife.com ∙ IG: @laperronalife