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ROMPECABEZAS: Condena

 

Cuando a un periodista lo agreden, nos están agrediendo a todos. Cuando a un periodista lo asesinan, en parte también a nosotros nos están matando poco a poco. Por eso debemos exigir, en una sola voz, que se detenga esta ola de violencia contra los que informamos y formamos opinión.

Aunque no conocí personalmente a la reportera Anabel Flores Salazar, de “El Sol de Orizaba”, quiero desde esta humilde tribuna expresar no solo mi enojo, mi condena y repudio. También mi solidaridad con su familia y con todo el gremio periodístico de Veracruz, el estado más peligroso e inseguro para ejercer esta profesión a la que nos debemos.

Anabel Flores SalazaAnabel, muy joven, apenas 32 años de edad, cubría la peligrosa sección policiaca en el citado diario perteneciente a Organización Editorial Mexicana (OEM). El lunes en la madrugada, un comando armado irrumpió en su domicilio y frente a su familia se la llevó por la fuerza. Lo que se temía, ocurrió: la compañera fue encontrada asesinada en el estado de Puebla.

Dicen que la PGR ya coadyuva en las investigaciones para esclarecer el crimen y dar con los responsables. Palabrería, es lo menos que pueden decir. Pero se requiere más que un discurso o un boletín oficial, se necesita compromiso verdadero del gobierno federal para que las pesquisas se lleven a fondo y se castigue a los responsables. Siempre es lo mismo y al final, pasa el tiempo y no pasa nada. La impunidad. Ya basta.

De acuerdo con un informe de la Fiscalía Especial de Delitos contra la Libertad de Expresión en México, que depende precisamente de la PGR, en los últimos 15 años (del año 2000 al 2015) han sido asesinados 103 periodistas y 25 más se encuentran en el status de desaparecidos. Bueno, con Anabel, la pizarra sube a 104 colegas cobardemente asesinados, sin más delito que el de informar. Veracruz y Chihuahua, cada uno con 16 casos son los estados de más alto riesgo para ejercer el periodismo. Pero en términos generales, esto puede estar sucediendo en todo el país.

Por Anabel y por esos otros 103 colegas que hoy están bajo tierra, es necesario no bajar el tono de nuestra voz para seguir exigiendo respeto y garantías a nuestro trabajo, en Veracruz, en Sinaloa y en todo México.

Hasta mañana.

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