Son o se hacen.
Pareciera que los “artistas” del género musical de “narcocorridos” no han entendido que la están regando y gacho.
“Enigma Norteño”, “Los Nuevos Rebeldes” y muchos especímenes más de esta corriente, no entienden que lo que “cantan” es nocivo para Sinaloa.
Sus corridos, en donde veneran a cuanto malandrín está de moda, no son expresiones artísticas, son un elemento –eso sí- generador de violencia.
Sus temas fomentan actitudes en el público que van contra la ley y la sana convivencia, haciendo alusión a armas, dinero, drogas, mujeres, lujos, trocas, claro ensalzando, repito a los delincuentes, su riqueza y sus peripecias.
Pregunto, ¿eso es arte?. Para usted ¿eso es música?
Eso no es cultura. Eso es apología del delito y bien pudiera tipificarse como un delito.
Por eso vea usted cómo terminan algunas de sus presentaciones: en masacres.
En una tocada de “Enigma Norteño” en La Cruz de Elota el pasado fin de semana, una balacera terminó con cinco muertos y en el cierre del Carnaval de Angostura, en una presentación de “Los Nuevos Rebeldes”, de la misma calaña, el evento terminó en medio de una riña colectiva.
Tuvieron que parar la fiesta. Pudo haber terminado peor.
Sin duda estos grupos, bandas, cantantes, están formando parte importante del problema de violencia en Sinaloa.
Aunque lógicamente ellos lo nieguen.
Ya es tiempo de que la autoridad se faje los pantalones y no sólo no se permitan sus presentaciones, sino que se castigue a quien desde una oficina de gobierno otorgue el permiso para este tipo de eventos.
Es de aplaudirse la advertencia del gobernador: que quede claro, está prohibido en Sinaloa tocar narcocorridos en lugares públicos.
Lo que acaba de advertir públicamente.
Y ojalá que se cumpla su palabra.
Hasta mañana.
NO TIENE LA CULPA EL INDIO…