Fue un 12 de Julio del año de 1553 cuando se impartió en México la primera cátedra de Derecho, en la Universidad Pontificia.
Ese es el antecedente histórico del Día del Abogado.
Conozco a muchos, a muchísimos abogados y abogadas mazatlecas. Muchos de ellos, la mayoría, desempeñan dignamente su profesión.
Otros, bueno….sin comentarios.
De acuerdo con información del prestigiado abogado mexicano, Miguel Carbonell, en México tenemos algo así como 3 millones 800 mil profesionales del derecho.
Pero además, hay alrededor de 300 mil estudiantes cursando la carrera de leyes y que el día de mañana saldrán a practicar esta profesión.
La del abogado es una profesión, cierto, en ocasiones incomprendida, pocas veces valorada por el cliente, peligrosa en todos los ámbitos (no solo el ramo penal) y polémica, por todo lo que se dice de los “licenciados”.
Su materia prima son las leyes.
Muchas veces en la aplicación de la misma no necesariamente se actúa con justicia. Pero bueno, esa es harina de otro costal.
Hoy, a propósito del Día del Abogado solamente, amigos, una atenta recomendación: actúen de manera decente, honesta, limpia, transparente con sus clientes.
No los engañen, no les hagan acariciar falsas expectativas (cuando se trata de sacarlos de la cárcel), hay que hablar siempre con la verdad.
Decir sí cuando se pueda obtener éxito en el litigio, pero también tener el valor de decir no, no se puede. Es mejor. Ya verán que es mucho mejor.
A todos ellos y ellas, en su día, un saludo y un reconocimiento desde este espacio periodístico.
Hasta mañana.
