Dido y Eneas: un amor que condena

Este viernes la ópera Dido y Eneas presentada como uno de los grandes eventos del Festival Cultural Mazatlán, condujo al público al abismo del amor y a la tragedia de una mujer (Dido, interpretada por la mezzosoprano Sarah Holcombe) que ama hasta la locura el mismo amor que la condena (Eneas, personificado por el Tenor Andrés Carrillo).

El productor Raúl Rico González y el director y coreógrafo Victor Ruiz ofrecieron en el Teatro Ángela Peralta, una propuesta fresca y accesible para introducir al público al gozo de la música barroca, de la música inglesa del siglo XVII del compositor Henry Purcell.

Apoyada en melodías sublimes a cargo de los músicos de la Camerata Mazatlán bajo la batuta de Percival Álvarez y en virtuosas intervenciones del Coro Guillermo Sarabia y solistas, la ópera barroca se enriqueció con las intervenciones dancísticas de los miembros de Delfos danza contemporánea que con esta pieza, celebra 25 años de vida en los escenarios de los cinco continentes.

En escena Sarah Holcombe demostró sus alcances como mezzosoprano dramática pues sin descuidar el manejo de su voz logró que las emociones de su personaje brotaran de su interior para compartir su desdicha por el amor desmedido y la locura de los sentidos ante la perversidad humana, más allá de los designios de los Dioses.

Aunque para Delfos no fue la primera vez que participan en Dido y Eneas, el montaje fue diferente. La iluminación en distintos colores marcó las escenas que transcurren en el territorio de Dido, el bosque, la cueva y el puerto de Cartago.

La protagonista utilizó en su vestuario contemporáneo el color rojo del amor apasionado mientras que el color negro acentúo la perversidad de las hechiceras que hicieron todo para lograr la destrucción de Cartago y provocar la infelicidad de la reina Dido; en la escena de los marinos en el puerto predominó el azul.

En el programa los músicos y los bailarines de Delfos: Xitlali Piña, Aura Patrón, Johnny Millán, Roselln Arias, Daniel Marín y Karla Núñez y sus invitados de la Escuela Profesional de Danza de Mazatlán: Jonathan Alavés y Diego Alcalá, brillaron durante su actuación en dos joyas del barroco “Concierto para 2 violines en Re menor BWV 1043” de Johann Sebastian Bach y la ópera “Dido y Eneas” de Henry Purcell.

En la primera parte las cuerdas de la Camerata Mazatlán, bajo la batuta del maestro Percival Álvarez, fueron los artífices que permitieron a los bailarines seguir el imaginativo de las coreografías de Víctor Ruiz, Codirector de Delfos Danza Contemporánea, y así fluir en la abundancia de Vivace, explorar las posibilidades de explayarse en Largo ma non tanto e impresionar al público con el rigor técnico de Alegro, último movimiento de este concierto de Bach compuesto entre los años de 1717 y 1723.