Así resultan muchas veces las decisiones que toman las autoridades.
Y con ello se desatan las polémicas.
A continuación un ejemplo. Mire, para la velada del 31 (jueves) el ayuntamiento ya autorizó ampliarles el horario a más de 400 negocios 
que se dedican a la venta, distribución y consumo de bebidas embriagantes.
Hasta por allá, a las cuatro o cinco de la mañana.
Estamos hablando no sólo de bares, antros y restaurantes de la zona dorada, que estarán de fiesta por el último día del año, sino a esa lista hay que sumarle, depósitos en colonias, expendios y supermercados o centros comerciales.
En pocas palabras, es el día que más se vende alcohol en la ciudad y por consecuencia el día en que los mazatlecos lo consumen en cantidades industriales.
¡Hasta las manitas!.
Está claro que en este caso la autoridad municipal junto con la estatal no puede negar la extensión del horario a los comerciantes, lo contempla la ley en la materia, el gobierno entonces tiene que asumir un rol de “facilitador”.
Pero que absurdo y contradictorio, en contrapartida es la misma autoridad la que se tiene que lanzar a la calle para evitar que, precisamente por ese consumo indiscriminado de alcohol al que le da luz verde, ocurran desgracias y tragedias.
Entonces va a aplicar con toda dureza el alcoholímetro.
Primero permite, da manga ancha al consumo de alcohol y luego lo sanciona.
Repito, son de esas cosas que muchas veces los ciudadanos no entendemos cómo es que sigan pasando.
Hasta mañana.