En nuestro país el derecho a manifestarse y a protestar está consagrado por nuestras leyes. Y qué bueno que así sea.
Cualquiera de nosotros tiene derecho a protestar por lo que uno pudiera considerar que nos afecta.
En este sentido los maestros de la CNTE tienen todo el derecho del mundo de gritar consignas contra el gobierno y la reforma educativa, a la que solo ellos consideran perjudicial.
Hasta ahí todo está bien.
Pero a lo que no tienen derecho es a afectar los derechos de terceras personas ni a dejar a los alumnos sin clases.
En este caso, nada les justifica que bloqueen, boicoteen e impidan que otros compañeros si quieran evaluarse y realizar su examen como lo está exigiendo la SEP.
Mucho menos los maestros de la “coordinadora” tienen derecho a intimidarlos, a gritarles traidores o incluso, hasta amenazarlos. No señores, están equivocados.
Tenemos denuncias en ese sentido.
Total, si estos “profes” no quieren someterse a la evaluación porque no se sienten capaces de aprobar, que se queden como están, pero que no pretendan impedir que los buenos maestros, los que sí tienen capacidad, acudan a los exámenes, que lo único que buscan es que mejoren en el aula y frente a sus alumnos.
A nivel nacional, el 98% de los casi 150 mil maestros sí hicieron el examen en 25 estados del país el pasado fin de semana, al resto 2% se lo impidieron los “grillos” del gis.
Qué bueno que a los maestros responsables se les motive y se les premie, y a los otros, si no quieren mejorar entonces que le dejen el espacio a muchos jóvenes maestros que sí entienden que México necesita dar ese salto a la calidad de la educación y hay que empezar con los maestros.
De lo contrario, seguiremos en el hoyo.
Hasta mañana.
